Sevilla
El vía crucis de los debates
El Señor de la Oración en el Huerto preside el acto piadoso de las cofradías sevillanas con la polémica sobre su fecha de fondo
El Señor de la Oración en el Huerto preside el acto piadoso de las cofradías sevillanas con la polémica sobre su fecha de fondo
La Semana Santa se acerca y sus ritos se multiplican. Ayer, Sevilla vivió una de las citas ineludibles de la cuaresma, el vía crucis de las hermandades, que estuvo marcado por el buen tiempo y por la polémica surgida en torno a la fecha de su celebración. De hecho, los nuevos rectores del Consejo plantearon la posibilidad de mover este acto en el calendario para que contara con una mayor participación. Estos traslados, sobre todo a la vuelta, estaban resultando demasiado fríos y escasos de público, ya que un lunes laborable no es el día más idóneo para salidas de este tipo. Sin embargo, como suele ocurrir con todo lo relacionado con el universo cofrade, se impuso el conservadurismo y los hermanos mayores de las corporaciones de penitencia rechazaron cualquier modificación.
Los comentarios sobre la presencia o no de público fueron constantes durante el recorrido que siguió el Señor de la Oración en el Huerto, la imagen elegida este año para un acto que continúa siendo muy cuestionado. Esta portentosa talla de Pedro Roldán lució una túnica bordada en los años 40 que fue enriquecida recientemente por José Ramón Paleteiro. Las andas fueron las que se utilizan habitualmente en los rosarios de la dolorosa del mes de noviembre, de mayores dimensiones. El conjunto se completó con un monte de flores –rosas rojas, liliums y flores de cera– y los candelabros de guardabrisas del paso de misterio. De lejos, parecía un paso completo, pero sin costaleros. Casi 400 hermanos con cirios acompañaron a la imagen, una de las grandes tallas del Jueves Santo.
En la salida, la pequeña capilla de la calle Feria lucía reposteros y la «bulla» ya era considerable cuando se abrieron las puertas. Luego, el público se dispersó, pero en las calles más cercanas a la Catedral subió la intensidad. El silencio y el recogimiento fueron los protagonistas, sólo rotos por la música de capilla. Hubo saetas y, frente al convento de Santa Ángela de la Cruz, las monjas saludaron con sus cantos. Luego el cortejo siguió un sinuoso recorrido. Una tarde cálida que recordó la cercanía de la primavera, a pesar del frío y la lluvia del fin de semana. En la Catedral esperaban el arzobispo, Juan José Asenjo, y su obispo auxiliar, Santiago Gómez Sierra. El rezo de las estaciones fue solemne y la vuelta dejó el regusto de las noches de Semana Santa, por las estrecheces del entorno de San Martín. Hoy sólo quedan 33 días para el Domingo de Ramos.
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