Andalucía
Equidistancias variadas
Equidistancia y equidistante son las palabras más utilizadas en los últimos meses. Ya en esta semana es agobiante. Parece que es parte de esa nueva Cataluña que algunos, rectifico, que muchos quieren lograr saltándose las leyes, la convivencia y hasta el bienestar. Al igual que la ley, en estos momentos la equidistancia para muchos, al igual que el diálogo, es reiterar lo que queremos, pero a partir del reconocimiento de la independencia catalana, así que la igualdad de distancia de dos o más puntos o cosas, que es la definición que la RAE da sobre equidistancia, es para los independentistas como sus leyes, que además de nacer muertas por ilegales se reinterpretan sobre la marcha y a capricho del padrino presidente de la Generalitat y sus secuaces. Hay que reconocerles que sus mensajes han calado en todo el Estado español –como a ellos les gusta decir, para mí y sobre todo para la Constitución, el Reino de España–. Por ejemplo, si damos por hecho que la izquierda de este reino es el PSOE y a partir de ahí entramos en extrema o radical izquierda. La derecha está representada por el PP, acompañada por Ciudadanos con un sesgo al centrismo. La extrema derecha en este país tiene escasa implantación, al menos a nivel parlamentario, siendo Falange y los restos de Fuerza Nueva. Ambos grupos son legales. En las manifestaciones habrá que reconocer que tanto las legalizadas, como llamémosles las espontáneas, la extrema izquierda gana por goleada al resto de grupos. Añadir que los ganadores en la calle van siempre con banderas ilegales y con pancartas que pueden acusar al Rey de traficante de armas. No pasa nada, es la libertad de expresión. Pero si en la magnífica manifestación del domingo en Barcelona, entre un mar de banderas de España, Cataluña y europea, aparece una roja y gualda con el escudo del águila, juicio sumarísimo, casi un millón de fascistas toman Barcelona y los primeros que se escandalizan son los periodistas conservadores en sus artículos y tertulias. No creo que por ejemplo la CUP pueda dar muchas lecciones de democracia y libertades a nadie. Ellos, que están tan felices con la salida de los grandes bancos de su tierra, dicen que ya se sabe esos capitalistas, vampiros que beben las sangre de los trabajadores. Ellos quieren la igualdad para todos y para siempre, que equidistantemente quiere decir hambre para todos.
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