Tokio

Espadas y kimonos para los samuráis

Espadas y kimonos para los samuráis
Espadas y kimonos para los samuráislarazon

Japón sigue siendo el destino para muchos flamencos que quieren hacer carrera en Oriente. Aunque China ha comenzado a mirar con interés esta música, son los japoneses los que pierden el juicio por todo lo andaluz. Hace cuarenta años comenzaron a llegar los primeros nipones en busca de tablaos y peñas para aprender a bailar, tocar o cantar con mayor o menor éxito, pero en la actualidad son muchos los que se suben a los escenarios para interpretar sus propios espectáculos. Los puristas, los flamencos ortodoxos, destacan de ellos sus ganas, el interés que le ponen por aprender de manera casi mecánica los secretos de «lo jondo» para interpretar desde los quejíos hasta la manera de mover las manos crispadas de los cantaores. Aunque a primera vista pueda parecer que todo surge del ingenio de un pueblo, el gitano, y de la inspiración de las penas y las alegrías, los dos temas fundamentales en el flamenco, los japoneses se aferran a la tenacidad para ser uno más en este difícil mundo y mimetizarse con el resto.

La base de ello es la disciplina, que es en lo que se asienta el espectáculo que desde mañana y hasta el domingo presenta en el Teatro Quintero Teruo Kabaya bajo el nombre de «Samurái Flamenco». Un montaje que mezcla las dos caras de esta «contradicción» japonesa, apegada a las tradiciones místicas y guerras de su país y a las formas musicales andaluzas.

Se trata de un juego de ambas disciplinas, una simbiosis entre la preparación de los samuáis y los requiebros de la voz, el movimiento y las guitarras flamencas. Kabaya es un hombre lacónico de mirada fría que mantiene la pose y el rigor de la casta japonesa en la que está inserto. Un mundo de honor por encima de todo, donde la mentira sólo tiene el camino del «harakiri». En Tokio dirige el tablao «Iberia», en el que enseña las claves de la cultura que le fascinó en el año 1969, cuando por primera vez escuchó a los gitanos del Albayzín y quedó como hipnotizado por aquel universo y por la anarquía real del pueblo gitano. Unas gentes que le mostraron un modo de vida fascinante, tan distinto del que dejó en aquel Zushi natal.

Los japoneses y los gitanos mantienen vínculos en común que retrotraen a estos mundos a la cultural oriental, al origen del pueblo gitano, surgido de La India y asimilado por Europa a finales de la Edad Media. Pese al tiempo pasado desde entonces, ambos pueblos mantienen el tempo y el rigor. «Samurái Flamenco» está interpretado de manera principal por Saori Kouchi. Nacida en Tokio en 1970, desde los ocho años entrena Kendo, deporte nacional nipón, durante una década hasta obtener uno de los máximos niveles de capacitación de esta disciplina. En el año 2002 funda su escuela de baile en Japón, donde se convierte en una de las principales artistas mientras compagina su labor con figuras como José Amador, Manuel Tañe o Emilio Amaya. En este espectáculo, que es un homenaje a Mario Maya, estará acompañada por Luis de Luis, Manuel de Paula y Enrique «El Extremeño», entre otros. Se trata de un montaje que también quiere recordar los 400 años de las relaciones establecidas entre Japón y nuestro país.