La Cubana vuelve a Sevilla tras seis años para una fiesta de funeral

La compañía catalana lleva a escena su «Adiós, Arturo» dos semanas

Seis años después de invitar al público sevillano a una boda, La Cubana regresa hoy al Teatro Lope de Vega de la ciudad, en este caso para un funeral, eso sí, con «el color, la risa y la sorpresa» habitual de la compañía catalana. Una funeral con el que diez actores se meterán en la piel de 80 personajes para decir «Adiós, Arturo», una despedida a un artista «casi renacentista» contrario a todo duelo y pésame y al que le darán una fiesta como la que él quería hasta el 3 de marzo en el teatro sevillano.

Como anticipo de esa fiesta de funeral, el director de La Cubana, Jordi Milán, y varios de los actores, invitaron ayer a sevillanos y turistas que paseaban por la céntrica Plaza de San Francisco a asistir a un funeral en el que Ernesto, el loro del difunto Arturo –aves que viven hasta cien años, por lo que suelen sobrevivir a sus dueños– será el maestro de ceremonias encargado de dirigir el cotarro para que su dueño tenga la despedida que deseaba.

Este pequeño público transeúnte –entre el que no faltó algún espontáneo que al ver el nombre de la veterana compañía se hizo un lío y gritó aquello de «Cuba libre»– pudo disfrutar del número musical que abre el montaje. Una obra que «empieza por el final y terminal por el principio» y que comienza con un «canto a la vida», a disfrutar de cada minuto, siguiendo la «filosofía» del difunto protagonista de «Adiós, Arturo».

Milán bromeó con que en este montaje la compañía «habla de lo mismo de siempre» porque «nos repetimos más que los loros, habla de ese teatro de la vida cotidiana que pasa inadvertido».

La participación del público es una de las señas de identidad de La Cubana, que llevaba tiempo sin venir a Sevilla porque la complejidad de su obra anterior, «Gente Bien», impedía sacarla de gira y sólo se estrenó en Barcelona. Por eso, con este nuevo proyecto se han desquitado y lo han estrenado de gira. Dentro de esa gira, el escenario del Lope de Vega no se vestirá de luto sino de la «parafernalia» del funeral a un artista conocido.