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La regeneración de UGT es necesaria

La Razón
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El sindicato UGT-A ha aplazado cualquier decisión sobre su futuro al comité extraordinario que celebrará el 9 de enero. La dirección actual trata de minimizar la crisis y el presunto desvío de fondos públicos, responsabilizar a los anteriores gestores y cerrar filas con el apoyo de las federaciones de la organización. Desde fuera son muchos los que le reclaman una catarsis interna que facilite la regeneración y abra una nueva etapa que le permita recuperar la credibilidad perdida. Esto último parece lo más sensato, más aún cuando todos los indicios apuntan a que aún quedan muchos flecos por conocerse de la contabilidad ugetista en estos últimos años.

Los datos que aporta hoy este periódico son relevantes. Las uniones provinciales del sindicato argumentan que han vivido al margen de los desmanes contables de la organización regional. Es una justificación débil porque tienen autonomía y han participado en reuniones para buscar fórmulas para reducir gastos con los máximos responsables. La tutela, si es que existe, no es un salvoconducto. Tampoco para el actual responsable tras la dimisión de Francisco Fernán-dez. Si UGT debe devolver subvenciones mal justificadas a la Administración regional y éstas incluyen gastos de las provincias, parece sensato que las uniones provinciales se vean afectadas.

En cualquier caso, será UGT la que decida el futuro de la organización y si los actuales responsables están legitimidados o no para continuar representando al sindicato. No existe ninguna campaña contra UGT ni se le niega su importancia, como quieren transmitir en una burda maniobra para desviar la atención. Sí se le exige que se adapte a los nuevos tiempos y que la ejemplaridad que predica se muestre entre sus puestos más visibles. Ellos tienen la última palabra.