España
Saludable amnesia
Nunca como este verano ha estado el firmante tan de acuerdo en el adagio que equipara la lejanía geográfica con la mental: la distancia, en efecto, es el olvido o acaso una saludable amnesia transitoria. Ni siquiera la combinación de tecnología y desfase horario –nos acostamos a la hora de los telediarios– que permite a un yonqui de la información recibir sin problema su dosis cotidiana ha logrado suscitar el interés por la investidura, que cada vez rima más con desventura, a la que se está sometiendo Pedro Sánchez. “¿Por qué sacan a esa canija tan estrafalaria?”, pregunté al asomarme sin gafas y con el cepillo de dientes en la boca desde el baño. “No sé. Se parecía a Susana Díaz después de hacer la dieta de la alcachofa y con la cortina de la casa de su abuela echada por encima”. En los diarios australianos, las noticias referentes al nombramiento del “Spain’s prime minister” –es imposible que un pueblo tan cartesiano comprenda la convivencia de un rey y un presidente– hay que buscarlas con esas bateas que usaban los buscadores de oro durante la fiebre de Victoria, que convirtió a la de California en un cumpleaños infantil. (Para abreviar, se refieren a Pablo Iglesias como el “Communist Party chairman”: me encanta.) La navegación casual por internet centra más la atención del curioso en la muerte al poco de acceder al cargo de primer ministro de Harold Hold a quien, literalmente, se tragó una ola mientras se bañaba en la playa de Cheviot. Ningún gobernante en ejercicio del mundo habrá muerto de forma más estúpida, me dio por pensar mientras reprochaba a Paul Torday, el autor de “La pesca del salmón en Yemen”, su falta de originalidad en el capítulo final. Todas estas cuestiones, como habrán podido comprobar, implican una honda preocupación por la actualidad política española.
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