Sevilla

Sergio Sarriá: «Cada día me hace menos gracia todo»

El escritor y guionista malagueño presenta su segunda novela “Cuando nadie nos ve”, un relato que transcurre en Morón de la Frontera

Sergio Sarriá: «Cada día me hace menos gracia todo»
Sergio Sarriá: «Cada día me hace menos gracia todo»larazon

La segunda novela de Sergio Sarriá (Málaga, 1979), «Cuando nadie nos ve», transcurre en Morón de la Frontera (Sevilla), donde se asienta una de las dos bases militares americanas que hay en Andalucía. Un fallo tecnológico al comenzar la entrevista provoca que en su primera frase se «cuele» un vocablo procedente de la cantera del humorista Joaquín Reyes, con el que ha trabajado más de una década. «Se me han quedado todos los latiguillos. Me tiene profanado el cerebro», bromea.

¿Se ha independizado de Reyes y Ernesto Sevilla?

He hecho un «stop» con la comedia. Me apetecía escribir algo que no estuviese determinado todo el rato por el humor. He escrito esta novela y he estado en «Malaka» (una serie de TVE que se rueda en Málaga) que es también un «thriller» oscuro.

¿Después de tantos años se deja uno de hacer gracia a sí mismo?

A mí cada día me hace menos gracia todo, me he arruinado la vida a mí mismo (risas). Ahora soy más exigente con el humor, empezando por mí. Hace cinco años me hacían gracia todos mis chistes, a día de hoy no.

Su novela junta la Semana Santa y una base militar como la de Morón (Sevilla). Eso da para ciencia ficción además de para thriller.

La Semana Santa la he mamado desde muy pequeño. No he empezado a tener una mirada diferente hasta que no me fui a vivir a Madrid. Yo consideraba normales cosas que fuera chocan. He sido muy, muy capillita y estando en Madrid he incorporado otra mirada en la que me paro a pensar cosas que antes no veía, como gritarle «guapo» a Cristo cuando está a punto de morir en la cruz. ¿Por qué hacemos ese tipo de cosas? Mi intención no es provocar, está hecha con bastante respeto.

Le decía lo de ciencia ficción porque parece cosa de otro mundo todo lo que se mueve alrededor de la Semana Santa y de una base militar de un país que traslada a otro sus costumbres.

Esa era la intención: dos sitios tan próximos y tan diferentes. Choca la mirada de la Semana Santa con la de los americanos de la base. Estamos hablando de un municipio andaluz, rural, que se dedica sobre todo a la recogida de la aceituna; en contraste, a pocos kilómetros hay una base por la que han pasado los presos de Guantánamo. Los primeros 23 presos coincidieron con la recogida de la aceituna. Eso me parece que tiene un componente de thriller bastante desconcertante.

¿Podría ocurrir en cualquier otro lugar?

Siempre he pretendido que lo que ocurriese tuviera sentido en un universo andaluz. No reacciona de la misma forma una señora de Noruega que una señora de Morón. A veces hay ciertos automatismos en los «thrillers» y la gente reacciona ante un «serial killer» como si fuera la cosa más normal del mundo. Yo estuve en Sevilla en la Madrugada del pánico y recuerdo que en ese momento en que la gente pensaba que había un tiroteo, una pareja paró a comprar churros para seguir luego la huida, por si le daba un bajón (risas).

En el cine andaluz hay menos miedo a mostrar historias locales fuera del tópico.

Absolutamente. Hasta hace poco nuestra cultura nos la cantaba la gente de fuera y en los últimos tiempos está cambiando. Me parece importante que seamos autores andaluces los que hablemos de nuestra cultura porque le aportamos una dosis de verdad. En la industria americana sería impensable que alguien se meta en este tipo de fregados sin tener ni idea y aquí muchas veces se hace.

¿Nos hemos sacudido un poco el complejo?

Joder, claro, es que tenemos historias muy interesantes. Pienso muchas veces en Cataluña con el orgullo que se habla de la calçotada y aquí nos da miedo hablar del Rocío, no sé por qué, cuando no deja de ser lo mismo, una fiesta popular interesante. Hasta hace poco teníamos esos prejuicios y hay que quitárselos porque forman parte de nuestra cultura.

Los guionistas eran los grandes olvidados, como los letristas de las canciones, ¿siente ahora mayor reconocimiento?

Sí, cada vez más se tiene la idea de que el guion es el origen de todo. No obstante, para que esa idea vaya a buen puerto necesitas a todo un equipo.

¿Un mal guion no lo levanta ni Meryl Streep?

No. Bueno Meryl Streep no sé, porque lo levanta todo, me parece maravillosa. Un mal guion es difícil de levantar, pero un buen guion es fácil que se te joda.

¿Tan fácil es que se fastidie?

Absolutamente fácil. Cada día pasan en un rodaje millones de cosas y ninguna es a favor, todo son elementos en contra constantemente. Hay muchas dificultades y es fácil que el guion se te venga abajo: desde faltas de ensayo a que ese día llueva.