Caso ERE
Un cónclave de urgencia por los ERE en el que sí estuvo Recio, según Rofa
«Cuatro maromos», un «pollo» y llamadas cruzadas, una ligada al PSOE de Sevilla
«Cuatro maromos», un «pollo» y llamadas cruzadas, una ligada al PSOE de Sevilla
Hay un punto de inflexión en el «caso ERE»: el fin de semana del 20 y 21 de noviembre de 2010. Se habían publicado las primeras informaciones sobre Mercasevilla, que luego se hicieron río, y hubo «dos jornadas extra» para cargos de la Junta. Aquellos dos días centraron ayer buena parte del interrogatorio a la ex asesora de la Dirección General de Trabajo María José Rofa, quien confesó que le han costado «ataques de ansiedad». Tuvo, en las horas que lo precedieron, «una sensación muy violenta» porque «había muchas tensiones, temas políticos, mucho gabinete del consejero...». Contó que el viernes antes, el ex director general de Trabajo Daniel A. Rivera pidió «una copia del expediente de Mercasevilla para mandárselo al juzgado» y, «a la hora» de enviarlo, le trasladó que «quitara las órdenes de pago», pero olvidó si al final se hizo antes de llevarlo al órgano judicial «en taxi». Ya el sábado, un equipo de unas ocho personas que incluía a Rivera, comenzaron a trabajar divididas. Se les encomendó que buscaran «si había incongruencias entre los distintos listados» para localizar intrusos y a uno de los corpúsculos se les encargó que detectara «sindicalistas o personas que les sonaran los nombres de los que iban a la dirección general». Las «discrepancias» encontradas se pasaron «al gabinete de prensa del consejero». Ese sábado el ex director general de Trabajo investigado Francisco Javier Guerrero llamó a su ex secretaria, Rocío Sayago, integrante del comando rastreador, y le transmitió, sin saber que el móvil de Rofa grababa, que «eso eran cuatro maromos», que «no se preocupara». La conversación telefónica provocó que Rivera se pusiera «muy nervioso» y acabó expulsando a dos de los empleados del comando ligados al también ex director general de Trabajo Juan Márquez, según Rofa, al mal interpretar lo sucedido con Guerrero y pensar que hubo «una filtración» a Márquez.
Volvieron a ser convocados el domingo, aunque no todos y, «a media mañana, apareció Justo Mañas –viceconsejero de Empleo entonces–, Recio –consejero del ramo–, una ex gerente del Servicio Andaluz de Empleo (SAE), su marido y jefe del gabinete del consejero y otro trabajador. Y ello, a pesar de que el pasado lunes Recio declaró como testigo en la Sala que aquel fin de semana estuvo en Almería, no en Sevilla, y que a su vuelta le reportaron el hallazgo de «discrepancias administrativas».
En algún momento, Rivera preguntó a Rofa si el ex consejero de Empleo Antonio Fernández «estaba metido en González Byass». Se hizo con el DNI de aquél, «cogió el teléfono», y «en muy malos términos» expresó: «Ya sabemos por qué este pollo no sale del Parlamento», aunque más tarde conocieron que fue trabajador de la empresa y tenía una excedencia.
A preguntas del representante procesal del PP-A, Luis García Navarro, la testigo introdujo en el relato otra llamada: la que le realizó a ella, ya en su domicilio y a un teléfono fijo, el ex asesor de Empleo Ramón Díaz, aunque llevaba un año fuera de la Junta. La interrogó por la reunión y le dejó caer que «si entendía desde donde la estaba llamando» –ya le había dicho en un mensaje que estaba ajena al encontrarse en el campo y en aquel momento le afirmó estar en casa–. Rofa interpretó que aquello obedecía a que «le habían pedido algo desde la Secretaría General del PSOE de Sevilla» que ostentaba otro encausado: el ex consejero de Empleo José Antonio Viera.
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