Religion

¡Viva la legión!

La Razón
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El punto culminante de la Semana Santa andaluza llegará, otro año más, cuando trece legionarios de la Compañía de Honores de la X Bandera del Tercio Alejandro Farnesio porten en procesión solemne al Señor de la Buena Muerte y Ánimas, vulgo Cristo de Mena, para entronizarlo en la plaza Fray Alonso de Santo Tomás mientras entonan el universal himno del cuerpo, «Novio de la muerte». Si están cerca de Málaga mañana, Jueves Santo, no se lo pierdan: es un espectáculo soberbio, sean cuales sean sus creencias o convicciones políticas. Esta ceremonia, que es cívica y militar además de religiosa, adquiere mayor repercusión a medida que crecen los bramidos de sus detractores, este batallón de laicistas a la violeta que han florecido últimamente y que son incapaces de comprender la importancia que tienen la tradición y la liturgia en la reafirmación de cualquier comunidad, llámese de esa forma si así place al Estado aconfesional que es la España de hoy. Desde su desembarco en la ciudad, estos militares participan en un sinfín de actos de toda índole y resulta particularmente emocionante su tournée por los hospitales infantiles, donde hacen las delicias de todos los pequeños pacientes sin preguntarles si van a Misa ni a quién votan sus padres: sólo por la alegría que generan en los críos, ni siquiera otros encomiables visitantes como los Reyes Magos o los futbolistas de Primera división causan semejante efecto, merecería la pena perpetuar esta costumbre. Si encima molesta al cada vez más numeroso batallón de los tontos, miel sobre hojuelas. Identificar estos actos de exaltación patriótica, con la falta que nos hacen cosas así en esta nación acomplejada, con una reminiscencia del felizmente amortizado nacionalcatolicismo equivale a confundir el culo con las témporas. ¡Viva la Legión!