Sevilla
Wagner para la convivencia entre culturas
Con motivo del décimo aniversario de la creación de la Fundación Barenboim-Said, la Orquesta West-Eastern Divan y el maestro Daniel Barenboim ofrecerán conciertos en Sevilla –Teatro Maestranza– y Cádiz –Gran Teatro Falla– los próximos días 19 y 21 de enero, respectivamente. Por ello, desde el pasado 12 de enero los jóvenes músicos árabes, israelíes y españoles realizan en la capital hispalense su tradicional taller de convivencia y ensayos para preparar la versión en concierto de la ópera «Tristán e Isolda» de Richard Wagner con cinco solistas de primer nivel y sinfonías de Mozart y Beethoven.
El maestro argentino expresó ayer su «grandísimo agradecimiento» por la creación de esta fundación «con fines culturales y humanos, y no políticos». Asimismo, señaló que el conflicto entre israelíes y palestinos «no es militar ni político», sino «un conflicto humano entre dos pueblos que están convencidos de tener que vivir en el mismo pequeño pedazo de tierra sin el otro». «Es necesario buscar compromisos y estamos muy lejos de todo eso, porque no se puede llegar a ese objetivo cuando no se admite el derecho de existir del otro», afirmó Barenboim, quien añadió que «con mucho dinero no se puede comprar la justicia que necesitan los palestinos y tampoco la que buscan los israelíes».
En este sentido, insistió en que la Fundación Barenboim-Said «ha contribuido decididamente al desarrollo cultural en Palestina y en parte también en Israel», sobre todo en el caso «de la población no judía». Así, recordó que existe un centro musical en la ciudad de Ramala, donde «muchos chicos aprenden música», además de «muchas otras actividades».
En cuanto a la orquesta, Barenboim desmintió la leyenda que dice que Said y él «quisieron inventar un orquesta». De este modo, explicó que esta formación musical, surgida en 1999, nació tras la idea inicial de crear un taller «musical, intelectual y humano» en el que participasen jóvenes de toda la región. «Nuestra sorpresa llegó cuando tuvimos más de 200 aplicaciones sólo del mundo árabe, y el nivel de los mejores árabes era igual al nivel de los mejores israelíes», con lo que «consideramos que un taller no era suficiente», y «nos dimos cuenta de que esto no era sólo un proyecto para una vez, sino que tenía que repetirse».
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