Castilla y León
Valladolid será la capital de la gestión cultural
Ana Redondo destaca la innovación y buenas prácticas del sector
Los retos de la gestión cultural en España, entre ellos los espacios de colaboración entre la esfera pública y pirvada. Esos serán los factores que analizarán más de 200 profesionales de este ámbito durante la III Conferencia Estatal de la Cultura.
Los retos de la gestión cultural en España, entre ellos los espacios de colaboración entre la esfera pública y pirvada. Esos serán los factores que analizarán más de 200 profesionales de este ámbito durante la III Conferencia Estatal de la Cultura que se celebrará en Valladolid del 8 al 10 de marzo.
El poeta Antonio Gamoneda y el ensayista Sergio del Molino, autor de «La España vacía», son dos de los intelectuales invitados a este foro de reflexión cuyos contenidos desgraño la presidenta de la Federación Estatal de Asociaciones de Gestores Culturales, Ana Velasco.
La cultura y la participación ciudadana; la innovación, creatividad y gestión; la cooperación; y las buenas prácticas son los cuatro ejes temáticos que estructuran esta reunión en la que colaboran la Secretaría de Estado de Cultura, Ayuntamiento de Valladolid, Junta de Castilla y León y Universidad de Valladolid (UVa).
Las diferentes sesiones analizarán también la situación del gestor como una actividad profesional plenamente reconocida, y su consideración actual como interlocutor ante las administraciones públicas y entidades privadas en la organización, definición de estrategias y articulación de propuestas culturales.
«Desde hace tiempo somos interlocutores válidos, cada vez estamos más valorados con presencia en órganos públicos de decisión, pero aún nos falta camino por recorrer», analizó Ana Velasco durante la presentación de esta III Conferencia Estatal. La cita tendrá sus dos sedes de actividades en el Teatro Calderón y en el Centro Cultural Miguel Delibes de la capital del Pisuerga.
Por su parte, la concejala de Cultura del Ayuntamiento, Ana Redondo explicó que las instituciones públicas no pueden hacer siempre el papel mediador entre la cultura y la sociedad la que existen «enormes dificultades» que impiden la plena aplicación de los códigos de buenas prácticas, entre los que mencionó el «corsé legislativo» y algunos «muros presupuestarios».
Estos códigos, prosiguió Redondo, deben ser concebidos como «una especie de paraguas», ser interpretados «a la luz de cada una de las realidades, lo cual requiere un punto de inflexión».
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