Arte, Cultura y Espectáculos
Algo más que un cuadro
Hay cuadros que se convierten en iconos, pasan a ser mitos por motivos artísticos y extraartísticos, pero que en ocasiones ocultan un relato que se le escapa a quien contempla la pintura. Eso es lo que sucede con una de las piezas más célebres de Joan Miró, «La masía», hoy una de las joyas de la colección de la National Gallery of Art de Washington.
El cuadro llegó a este museo como una donación de Mary Hemingway, la que fuera esposa del autor de «Adiósa las armas». Un libro explora ahora la historia de la tela de la mano del periodista y profesor Álex Fernández de Castro. Se trata de «La masía. Un Miró para Mrs. Hemingway», recientemente editado por la Universitat de València.
El volumen supone una completa investigación sobre la pintura, así como los vínculos que unieron a Miró y Hemingway, dos creadores aparentemente opuestos pero que confluyeron en mutua admiración y sincera amistad, prologada con golpes de boxeo. Poder explorar este mundo no le ha sido fácil a Fernández de Castro que debido consultar numerosos archivos, como el de la Successió Miró en Palma de Mallorca y el personal de Hemingway, hoy en la John F. Kennedy Library de Massachusetts.
Miró trabajó en el cuadro entre 1921 y 1922, depositando «La masía», junto con otras pinturas, en la galería de Pierre Rosenberg, en el París bohemio de las vanguardias artísticas. Pero en un primer momento, no hubo comprador interesado en la pieza.
Ernest Hemingway quiso regalarle a su mujer, con motivo de su 34 cumpleaños, «La masía». Pero fue tirando una moneda, a cara y cruz, como se determinó si el futuro Premio Nobel podía ser el propietario de la obra maestra de Miró. Era 1925 y, como recogió su biógrafo Michael Reynolds, «Miró estaba encantado. En la Galerie Pierre estaban encantados. Hadley [Richardson, esposa del escritor] estaba anonadada. Ernest había prometido pagar más por el cuadro de lo que gastaban habitualmente en todo un mes». La leyenda, y así lo creía el mismísimo Miró, cuenta que Hemingway logró el dinero que necesitaba haciendo de sparring para boxeadores franceses.Lo que sí es seguro es que Ernest Hemingway acabó pagando, durante tres pagos, 3.500 francos.
Con los años el autor de «El viejo y el mar» logró crear una importante colección privada, con buenas firmas, como Masson, Braque, Klee o Gris, pero «La masía» siempre fue la niña de sus ojos. El novelista dejó pocas veces que el cuadro fuera expuesto públicamente, la última vez en el MoMA en 1959, algo que agradeció en una emocionte y sincera carta Joan Miró. En ella, el pintor rogaba que dejara que se restaurara «La masía», «un cuadro al que otorgo una importancia capital, no sólo desde el punto de vista artístico sino también humano. Me hace muy feliz que seas tú quien lo posee».
«la masía. un miró para mrs...»
A. Fernández de Castro
U. DE VALÈNCIA 400 páginas,
19,95 euros
(e-book 6,99)
✕
Accede a tu cuenta para comentar