Cataluña

Blindarse con un «no» a la independencia

La alcaldesa de L'Hospitalet, Núria Marín, junto al primer secretario, Pere Navarro
La alcaldesa de L'Hospitalet, Núria Marín, junto al primer secretario, Pere Navarrolarazon

«Si Artur Mas va de pueblo en pueblo enarbolando con orgullo la estelada, ¿por qué nosotros no podemos pedir el "no"a la independencia?», se preguntaba el lunes un alto cargo del PSC tras enterarse de que Núria Marín, la alcaldesa socialista de L'Hospitalet de Llobregat, anda repartiendo octavillas donde reclama el «no a la independencia». La federación del PSC de L'Hospitalet acaba de sorprender con una campaña a favor del «no» en una eventual consulta soberanista. La idea parte del equipo de la alcaldesa, y aunque la dirección del PSC avaló la iniciativa en cuanto se enteró de que existía y no descarta copiarla en otros municipios, es una campaña que responde a intereses locales.

Como sucede en muchos ayuntamientos espoleados por la crisis, Marín no tiene dinero para emprender proyectos que animen a la gente. Su antecesor, José Corbacho, «se olvidó de los barrios», lamenta el presidente del grupo municipal del PP, Juan Carlos del Río, pero situó a L'Hospitalet en el mapa con la plaza Europa o la Ciutat Judicial.

Con esta campaña, donde proclama que «la prioridad no es hacer ahora una consulta soberanista», sino «dar respuesta a los problemas y demandas de los ciudadanos» y afirma que «el PSC no está a favor de la independencia», Marín saca pecho para que PP y Ciutadans no le coman el terreno. Ciutadans, aunque no tiene representación en el Ayuntamiento de L'Hospitalet, dobló el número de votos en las últimas elecciones a costa de los socialistas. Además, de cara a 2015 sopesa un golpe de efecto mediático, el fichaje del presidente de L'Hospitalet CF, Miguel García, que al margen de ser conocido por las tertulias futbolísticas en televisión, tiene al equipo de la ciudad lidiando por subir a la segunda división del fútbol español.

Si Marín sale mal parada de la contienda electoral, Corbacho, un hombre que viene de la federación catalana del PSOE, tendría el camino de vuelta a casa más fácil. Después de gobernar diez años en L'Hospitalet y de encabezar por el Ministerio de Trabajo, sigue activo en la política pero como diputado raso en el Parlament.

Aunque Marín fue escogida por el propio Corbacho, cuentan en el Ayuntamiento que se ha ido apartando poco a poco de su antecesor y esto no ha gustado al extremeño, que podría estar preparando su retorno. La alcaldesa, con un perfil más catalanista que el ex ministro, ha sacado ahora esta campaña para no defraudar a los suyos y pensando en que las dinámicas de L'Hospitalet, nada tienen que ver con las del resto de Cataluña.

En las últimas elecciones, planteadas como aval a la consulta soberanista, CiU perdió votos en todos los barrios de la ciudad. El último barómetro municipal explica este resultado: sólo un 10 por ciento se declara independentista. Además, el 73 por ciento tiene como lengua habitual el castellano y Marín sabe que sólo un 43 por ciento de los encuestados conoce a la alcaldesa. Este problema de desconocimiento lo tiene también con la campaña por el «no» a la independencia, cosa que demuestra que políticos y ciudadanos se entienden menos que un matrimonio en crisis.

En la calle nadie ha oído hablar de las octavillas de Marín. Ni jóvenes, ni jubilados, ni madres de familia, hayan nacido en Cataluña, Cuenca o Ecuador. No hay noticias de la campaña en los barrios de la Torrassa, Pubilla Casas o en el mercado de Collblanc, donde el sábado pasado, los socialistas de L'Hospitalet plantaron un punto informativo. «¿Una campaña de qué? Es la primera noticia que oigo» afirman en la parada 73 del mercado, donde los parroquianos, distraídos con la destreza con la que el carnicero filetea unos lomos de cerdo, se enzarzan en una disputa sobre la independencia.

Los cuatro clientes comparten con la alcaldesa que no quieren la independencia, pero critican que pierda el tiempo «con estas tonterías». «Primero habrá que convocar el referéndum, ¿no?», se pregunta José, un maño de la Franja y al que Pere Navarro habría dado un achuchón de haberlo escuchado, porque José defiende el derecho a decidir, aunque no está a favor de la independencia y se declara federalista. Y aunque se esmera en explicar a su amigo que «está bien esto de convocar una consulta para que la gente diga la suya», no convence a Manuel ni a su esposa. Este matrimonio de Cuenca hace más de 40 años que vive en Cataluña, pero Manuel insiste en que «yo soy español y no quiero oír hablar de la independencia». José fracasa en su intento de explicar que el derecho a decidir no es lo mismo que la independencia, lo mismo le ocurre a Navarro con sus colegas del PSOE.

La escena del mercado se repite frente al Casal d'Avis de la Torrassa, donde Lucio exclama «quita, no quiero saber nada de política». Y en la terraza del bar Lleida, en Pubilla Casas, donde un grupo de mujeres que toma alegremente un aperitivo no ha oído hablar de la campaña. Aunque al ver la octavilla, la disputa, que trae de cabeza al PSC, está servida. Isabel que llegó de Melilla con 17 años (ahora tiene 62) exclama que no quiere saber nada de independencia. Y su sobrina, Ángela, que ha nacido en L'Hospitalet le replica «te vamos a echar de la mesa, tía, déjanos tranquilos a los catalanes». El debate soberanista se repite por doquier, incluso en CiU.