CDC avisa a la CUP de que toca pactar las cuentas y no competir en soberanismo

Pascal da un toque a los antisistema: «No hemos venido a repartir carnés de independentismo»

El ADN rebelde de la CUP logró acabar con la paciencia de Artur Mas y pese a haber llegado a un acuerdo para arrancar la legislatura, empieza a desesperar a sus socios de Junts pel Sí. En el último pleno, el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, no escondió su inquietud por los presupuestos. Aunque este fin de semana, la vicepresidenta del Govern, Neus Munté, da por hecho que los anticapitalistas apoyarán las cuentas, Puigdemont pidió ayuda al PSC y a Catalunya sí que es Pot.

Desde el pleno, que se celebró hace casi quince días, la relación con la CUP aún se ha complicado más. Todo por una moción de la izquierda alternativa que insta a cumplir la resolución del 9-N y con la que pretende expresar su desobediencia al Tribunal Constitucional. En un intento de no enfangarse, Junts pel Sí, que tiene mayoría en la Mesa del Parlament, aplazó su tramitación a esta semana con el pretexto de que faltaba uno de los miembros, Josep Nuet, de CSQP, cuyo voto no hubiera decantado la decisión.

Munté llamó a no dar munición a la oposición, en un momento en que cualquier gesto quiere ser interpretado como que JxSí retrocede en sus aspiraciones independentistas. Pero la CUP como si oyera llover. Insiste en la moción, cuyo futuro tendrá que resolverse esta semana.

Antes de abordar de nuevo el debate en la Mesa del Parlament, ayer, la portavoz de CDC, Marta Pascal, intentó de nuevo que la CUP juegue como tenía pensado la coalición de gobierno su papel de socio. En una entrevista en la Agència Catalana de Notícies avisó de que ahora no toca «repartir carnés de independentismo», siono ponerse de acuerdo para aprobar unos nuevos presupuestos, una herramienta «fundamental» para construir un nuevo estado». «O todos hacemos un ejercicio de responsabilidad o esto no puede ir bien», advirtió.