Barcelona

Con trabajo, pero sin vida digna

Más de 500.000 empleados en Cataluña tienen un sueldo indecente bajo del umbral que la Carta Social Europea exige para llevar «una vida digna». El 86,2% de los nuevos contratos son temporales

La recuperación económica no se nota en los bolsillos de los trabajadores, las políticas de empleo no han asegurado trabajos dignos
La recuperación económica no se nota en los bolsillos de los trabajadores, las políticas de empleo no han asegurado trabajos dignoslarazon

Más de 500.000 empleados en Cataluña tienen un sueldo indecente bajo del umbral que la Carta Social Europea exige para llevar «una vida digna». El 86,2% de los nuevos contratos son temporales.

Las cifras del paro caen, ya nadie habla de la prima de riesgo y Mariano Rajoy anunció esta semana, antes de acabar la campaña catalana, que subirá a 735,9 euros el salario mínimo el próximo año, esto es un 4 por ciento. Los datos macroecnómicos parecen indicar que España está saliendo de la crisis, pero la realidad es que la recuperación económica no se nota en los bolsillos de los trabajadores. Es más, de esta crisis ha salido un nuevo estatus, el de los trabajadores pobres. Puri Fuentes es uno de ellos, se levanta cada día a las 04.30 horas de la mañana para coger el primer Metro que circula en Barcelona. De 06.00 a 09.00 horas de la mañana trabaja limpiando un colegio de niños de P3 y P4 . Luego vuelve a trabajar a las 16.00 hasta las 21.00 horas. «Mi contrato es fijo discontinuo, cuando se acaba el curso escolar, en junio, me voy al paro, me hacen la liquidación como si me despacharan y en septiembre me vuelven a coger», cuenta. Para llegar a fin de mes, necesita la ayuda de Cáritas.

El caso de Puri confirma que tener trabajo ya no es un seguro contra la pobreza. Tiene que ver, y mucho, que los sueldos han subido cinco veces menos que los precios y que la recuperación económica de la que presumen los gobernantes no se ha traducido en empleos de calidad. El paro cae, es verdad, pero también hay más contratos temporales y esto dificulta mucho que se mejoren los sueldos.

Tanto es así, que una investigación elaborada por la Mesa del Tercer Sector, «Empleo de calidad: una respuesta al fenómeno de los trabajadores pobres», alerta de que Cataluña tiene, al menos, 500.000 trabajadores pobres. «Y cada vez son más», alerta Cáritas que está ultimando un informe para apremiar a los políticos a abrir los ojos. Anton Costas ya lo intentó. Antes de despedirse como presidente del Círculo de Economía pidió a todos los políticos que no dejaran en la cuneta a ese tercio de la población al que la crisis ha dejado al borde de la exclusión. Quería impedir que se repitiera la historia de los años 90, cuando la economía española crecía un 5 por ciento y pese a ello, había un 11 por ciento de desempleados que perdió el trabajo durante la recesión y ya no fue capaz de reincorporarse al mercado y, lo que es peor, reconstruir trayectorias vitales estables.

Fractura social

Entonces, Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Carles Puigdemont y Ada Colau tomaron nota. Pero pese sus advertencias, la recuperación es desigual y se corre el riesgo de fractura social. Porque a una tasa de paro del 12,5 % en Cataluña, se suma el fenómeno de los trabajadores pobres. Según el Instituto Nacional de Estadística, el 12,6 % de los hombres con trabajo en Cataluña (218.500) y el 11,2 % de las mujeres (167.000) tienen rentas por debajo del umbral de la pobreza. Jenny Jiménez, por ejemplo, cuenta que estudió para ser técnico de laboratorio de análisis clínicas, pero trabaja enseñando a niños a hacer manualidades. «Tengo 29 años y continuo viviendo con mis padres porque no tengo autonomía económica. A mi generación nos dijeron: “Tú estudia, que cuando acabes tendrás trabajo. Es mentira”».

Jiménez vive en Barcelona, donde se ha recuperado el empleo que había antes de la crisis, en 2008. Pero el 86,2 % de los nuevos contratos son temporales. De los 1.033.074 contratos que se firmaron en 2016, sólo un 13,8 % fue indefinido. Cuatro de cada diez tenían una duración igual o inferior a un mes y la mitad no pasaba de los seis meses.

La doctora y profesora de Economía Aplicada de la Universidad de Lleida, Maria Àngels Cabasés, coordinadora de la investigación alerta de que «las políticas de desempleo sólo han servido para combatir tasas de paro, pero no para ofrecer un trabajo decente». Según el estudio, 234.600 empleados ganaron una media de 710 euros la mes en 2016, el 90 % tenía un trabajo a tiempo parcial. Para llevar una vida decente, la Carta Social Europea considera que el salario medio debe de ser de 1.171 euros.

Lizzet, la dentista que cobra 500 euros limpiando una empresa

La precariedad golpea sobre todo a la mujer. Lo dicen las cifras, de los 30.516 parados de larga duración, más de la mitad son mujeres. Por no hablar de la brecha salarial, las mujeres de Barcelona cobran un 22,8 por ciento menos que sus compañeros. Lizzet, que en Chile trabajaba como odontóloga, en Barcelona tiene un contrato de cuatro horas limpiando en una empresa de extintores. Cobra 500 euros, de los cuales 400 son para pagar el alquiler del piso de Collblanc donde vive con su hijo Matías, de 7 años. Los números no le salen y tiene que recurrir a la ayuda de Cáritas para comprar comida. Ahora, también recibirá la renta garantizada de ciudadanía, la prestación social para familias vulnerables que reparte desde este otoño la Generalitat. Las mujeres solas con hijos pequeños a su cargo son el colectivo más castigado por la crisis y corren peligro de quedarse en la cuneta.