El Gobierno se abre al diálogo con Mas si no hay «condiciones ni imposiciones»

BARCELONA- El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, tiene una ventaja sobre el resto de miembros del gabinete de Mariano Rajoy. Es catalán y conoce a la perfección las maniobras de CiU. En los últimos tiempos, los nacionalistas catalanes han querido dibujar la caricatura de un Gobierno que no escucha las demandas de Cataluña y no está dispuesto a hablar de nada. Fernández Díaz borró de un plumazo ese dibujo satírico y subrayó que el Gobierno está abierto el diálogo siempre y cuando esté no quiera entablarse a través de condiciones e imposiciones.

Preguntado por la posibilidad de una tercera vía en Cataluña, el ministro del Interior subrayó que el Gobierno tiene voluntad de diálogo «total y absoluta», pero dentro de la ley, que garantiza una convivencia democrática, pacífica y en libertad. «Cuando no nos sometemos a la ley es la ley de la selva, la ley del más fuerte, y la grandeza del Estado de derecho es que todos somos iguales ante la ley», reflexionó el ministro.

Según Fernández Díaz, «es evidente que hablando se entiende la gente, pero para que hablen dos han de querer las dos personas». Asimismo, Jorge Fernández añadió que confía en que «se materialice con hechos y no solo con palabras la voluntad de diálogo de todos».

El ministro realizó estas declaraciones tras la entrega en la Delegación del Gobierno, de la Cruz al Mérito Policial con Distintivo Rojo al guardia urbano de Barcelona Juan José Salas, postrado en una silla de ruedas desde que en 2006 resultó herido durante una intervención a las puertas de una fiesta ilegal en un piso ocupado.

Apoyo a los cuerpos

Fernández Díaz aprovechó el acto de entrega de condecoraciones en Barcelona para subrayar que «siempre» apoyará a los cuerpos de seguridad «que garantizan la libertad de los ciudadanos de Cataluña», aunque haya recientes «actuaciones que les cuestionen», dijo en alusión a la polémica surgida a raíz de la muerte de un hombre que falleció tras ser reducido por ocho agentes de la policía catalana en un barrio de Barcelona.