Caso Pujol
Jordi Pujol avisa a Mas: «La política me importa un pito, pero lucharé por mis hijos»
Encerrado en su nube personal, dolido hasta la saciedad y únicamente preocupado por el futuro judicial de sus hijos. Es el actual estado de ánimo de Jordi Pujol i Soley, que contempla, según su entorno cada día más cerrado, con rabia y desolación los acontecimientos sobre su familia.
Encerrado en su nube personal, dolido hasta la saciedad y únicamente preocupado por el futuro judicial de sus hijos. Es el actual estado de ánimo de Jordi Pujol i Soley, que contempla, según su entorno cada día más cerrado, con rabia y desolación los acontecimientos sobre su familia. A pesar de algunos rumores que apuntan a algún contacto entre el ex presidente de la Generalitat y su sucesor, Artur Mas, el círculo próximo a la familia lo desmiente tajantemente. «¿Para qué quiere Pujol hablar con Mas?», se preguntan. Lo que sí confirman es que, en estos momentos, el patriarca lo ha dicho hasta la saciedad: «La política ya me importa un pito. No así el horizonte judicial de mis hijos». Por ellos luchará hasta el final.
Es el aviso, rudo y contundente, que Jordi Pujol ha hecho llegar al Palau de la Generalitat, siempre a través de sus abogados, liderados por el prestigioso penalista Cristóbal Martell. «¿Alguien piensa que Pujol está ahora preocupado por el proceso soberanista, con sus hijos en los juzgados?», advierten estas fuentes. En tal sentido, la posición del hombre más poderoso durante treinta años en Cataluña es de lejanía hacia la política, pero enfurecido por los procesos contra sus hijos. En esta estrategia de combate activo se sitúan su mujer, Marta Ferrusola, y sus hijos más implicados en sumarios jurídicos complejos: Jordi, Oriol y Oleguer.
Siempre según estas fuentes, lo más preocupante para el actual presidente de la Generalitat serían los testimonios de Oriol Pujol Ferrusola. El «delfín» por naturaleza, el hijo destinado a coger la antorcha política del padre, el líder y sucesor en Convergència, destronado por los escándalos. En especial el de las ITV, las concesiones en su día amparadas por Oriol Pujol y que más directamente pueden implicar al presidente actual. Amigos cercanos a Oriol y su mujer, Anna Vidal, reconocen que está indignado y muy dolido por los acontecimientos. «Muchos de los que hoy mandan fueron incondicionales siervos a su sombra», dicen en este entorno.
Así las cosas, el panorama es sombrío. En el círculo íntimo de la familia Pujol, capitaneado por la matriarca Marta Ferrusola, el primogénito Jordi, y el destronado delfín político Oriol, hay ansias de revancha. «De justicia y no de venganza, frente a unos desagradecidos», aseguran. Por ello, mirarán con lupa la comparecencia de hoy lunes de Artur Mas, ante la Comisión de Investigación en el Parlamento. Pero sobre todo, están que trinan por la nueva, ya la segunda, del patriarca el próximo 23 de febrero. «Una humillación que Mas y CDC podrían haber evitado», dicen muy molestos en la familia.
En el entorno de los Pujol existe también un fuerte enojo por ciertas filtraciones de la nueva cúpula del partido, con Josep Rull y Josep Lluis Corominas en cabeza, contra actuaciones turbias de los hijos de Pujol. «Eran unos pelotas y ahora son unos traidores», admiten sin reparos. En este sentido, avisan de que su defensa jurídica será implacable y que, sobre todo Oriol Pujol, con tantos años de militancia en el partido, no está dispuesto a quedarse quieto. «El padre puede callar, pero no así los hijos». Hace unos días, la matriarca Marta Ferrusola acudió al puesto del mercado barcelonés donde compra viandas de toda la vida. Allí, en sus puestos de siempre, es conocida y muy querida. Con su habitual altivez, verbo claro y dotes de mando, se lo escucharon bien alto y claro: «Ni mi marido es un chorizo ni mis hijos unos pillos». Que se preparen.
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