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La huida hacia ninguna parte de «Roberto Zucco» Me aburre y fascina ser la creadora

El Teatro Romea acoge la adaptación de Julio Manrique del «Hamlet moderno» de Bernard-Marie Koltès

Julio Manrique dirige a Rosa Gàmiz en un momento de los ensayos
Julio Manrique dirige a Rosa Gàmiz en un momento de los ensayoslarazon

El dramaturgo francés Bernard-Marie Koltès sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida cuando empezó a escribir «Roberto Zucco». Enfermo de sida, la urgencia, la amargura y, sobre todo, la rabia eran los motores que le inspiraron a terminar cuanto antes una obra que es hoy un clásico contemporáneo absoluto.

El dramaturgo francés Bernard-Marie Koltès sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida cuando empezó a escribir «Roberto Zucco». Enfermo de sida, la urgencia, la amargura y, sobre todo, la rabia eran los motores que le inspiraron a terminar cuanto antes una obra que es hoy un clásico contemporáneo absoluto. En cada uno de los quince cuadros que conforman la obra se nota esa intensidad cruda, esa sensación de último grito que golpea y aturde al espectador. Koltès no tuvo tiempo de verla representada, pero su eco no se ha apagado desde entonces.

El Teatro Romea acoge del 19 de febrero al 21 de abril una nueva adaptación de este clásico, basado en la historia real de un asesino en serie italiano y su viaje hacia ninguna parte, dejando detrás de si una estela de cadáveres. Sólo tenía 19 años y durante meses fue considerado el enemigo público número uno de la policía. Koltès quiso entender qué podría haber llevado a una persona así a convertirse en un monstruo y consiguió darle un halo mítico, en una tragedia poética que muchos describieron como un «Hamlet moderno».

Julio Manrique iba al Institut del Teatre cuando vio la obra por primera vez, con un montaje que todavía se recuerda de Lluís Pasqual. Desde entonces, supo que quería dirigirla, que era una obra que quería que descubriese todo el mundo. 20 años después, y como director del Romea, ha conseguido cumplir su sueño. «La obra nos invita a mirar al mundo desde un punto de vista diferente. No es el retrato realista de un asesino, es la construcción de un mito trágico», aseguró ayer Manrique.

Pablo Derqui es Zucco, acompañado por un elenco que incluye a Cristina Genebat, Ivan Benet, María Rodríguez, Xavier Boada, Rosa Gàmiz, Xavier Ricart y Oriol Guinart. «Es un personaje que te obliga a ir más allá de tus límites. Por eso cada función es diferente, porque es imposible de capturar, como lo era el personaje real», aseguró Derqui.

En total, hay 25 personajes por lo que el resto de actores tienen que doblar y triplicar papeles. Rosa Gàmiz, por ejemplo, interpreta hasta cinco. «Eso nos permite que todos los actores estén en tensión durante toda la obra», señaló Manrique. La puesta en escena convierte las quince estampas que estructuran la obra en una especie de viñetas de cómic, en el que el drama y la poesía del texto sacan todo su esplendor.

Acuerdo con Madrid

El montaje viajará en octubre a Madrid, cuando abrirán la temporada del Teatro El Matadero. Con la obra, se instala un acuerdo de relación estable entre el Grupo Focus y los teatros del Ayuntamiento de Madrid. De esta forma, cada año tanto las producciones del Romea podrán verse en el Teatro Español como viceversa. «En tiempos de crisis, nos vemos obligados a buscar compañeros de viaje. Al menos de esta forma nos aseguramos la exhibición de espectáculos que no merecen ir al Romea y morir», señaló Daniel Martínez, presidente de Focus.

El acuerdo inicia una colaboración entre el sector público y el privado, además de abrir un puente entre las obras de Madrid y Barcelona, los dos ejes del teatro español.