Barcelona
La plaza Llucmajor llevará el nombre de la República
Nou Barris eliminará la simbología franquista con un plan de empleo
No hay constancia de que existan aún símbolos franquistas en los espacios públicos de la ciudad de Barcelona. El Ayuntamiento ya se encargó de eliminarlos en 2005, a excepción de las placas del ministerio de la Vivienda, unos distintivos que conmemoran la construcción de bloques de pisos públicos, en los que aparecen el yugo y la flechas falangistas.
En el año 2010, el censo que elaboraron los historiadores catalanes por encargo de la Genaralitat contabilizó hasta 4.000 placas franquistas en las viviendas, muchas de las cuales se encuentran en el distrito de Nou Barris.
El gobierno de Ada Colau –que nada más llegar al poder dejó claro su especial interés en aplicar la ley de la Memoria Histórica creando, incluso, un comisionado específico para tal fin–, aceptó la petición del grupo de Jóvenes de Nou Barris La Miliciana de proceder a contabilizar y retirar estas láminas. Ayer la concejal de este distrito, Janet Sanz, acompañada del primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, expresó su voluntad de aplicar este proyecto mediante un plan de ocupación «para ofrecer la posibilidad que personas en paro que vivan en el barrio puedan colaborar en este trabajo de forma remunerada».
Sanz, además, avisó que se modificará el nomenclátor de Nou Barris para introducir nombres vinculados «a la memoria libertaria». Así, aseguró que el gobierno municipal tiene el compromiso de cambiar el nombre de la plaza Llucmajor por el de plaza de la República manteniendo, eso sí, la estatua. La estructura moderna en honor a la I república y al presidente Pi i Margall.
El portavoz de la entidad Taula de la República, Pep Ortiz, minutos después de la intervención de Sanz habló de forma más explícita. Y lanzó que «seguramente» el 14 de abril, día de la República, el reivindicado cambio de nombre será una realidad. Ortiz también advirtió al ejecutivo de Colau que «no permitirá por nada del mundo que se traslade la pieza para hacer una réplica» –que el nuevo Consistorio quería colocar en la confluencia del paseo de Gràcia y la Diagonal, en el Cinc d’Oros– y amenazó con «atarse» a ella si se persiste en la idea.
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