Sant Andreu
Los robots invaden la Fabra i Coats
La llamada vida artificial no es más que un trozo de cosa que hasta un niño de doce años puede construir en su habitación. Al menos eso es lo que parecía ayer en la «Barcelona Robotics Challange», evento que convirtió a la Fábrica Fabra i Coats en el ala feliz de una nave espacial tipo Halcón Milenario, todo lleno de pequeños geniecillos con sus robots o grandes genios con sus robots más grandes. No había Terminators, ni C3PO, ni el simpático Número 5, pero poco les galta ya. Los aficionados a la robótica y los curiosos por todo aquello que demuestre que el futuro es ¡ya! llenaron el recinto de Sant Andreu en una larga jornada que vio inventos asombrosos, competiciones de absoluta locura y máquinas que parecían el atrezzo de una película de ciencia ficción.
Reem, el robot gracioso
La estrella del evento fue el robot Reem, ejemplo de inteligencia artificial, capaz de adaptarse a su entorno. Era algo así como el Brad Pitt de los robots, porque la mayoría eran pequeños y gordos, pero éste tenía aspecto de estrella de cine y los niños le adoraban. De aspecto humanoide, era capaz de interactuar con su legión de admiradores y no era precisamente gracioso, pero sí generaba un simpar de situaciones grotescas.
Otro de los puntos fuertes del día eran las competiciones, divididas en diferentes categorías, por edad y habilidades. Había pruebas de velocidad, otras que se encargaban de rastrear diferentes cosas, aunque lo más entretenido eran los combates cuerpo a cuerpo, en competiciones de sumo sin nada que envidiar a esos japoneses.
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