Comunitat Valenciana

El PP pide reforzar la inspección para evitar el «nacionalismo en las aulas»

Compromís acusa a los populares de haberse convertido en la Inquisición del siglo XXI y el PSPV denuncia que muchos concertados adoctrinan cuando ordenan que se rece

Cartel en una clase de Ibi
Cartel en una clase de Ibilarazon

Compromís acusa a los populares de haberse convertido en la Inquisición del siglo XXI y el PSPV denuncia que muchos concertados adoctrinan cuando ordenan que se rece

La sesión matinal de ayer en Les Corts fue de todo menos un ejemplo para los escolares valencianos. Gritos, insultos, llamadas al orden constantes de los diputados... Una actitud poco educativa que solo superaron los que hicieron «pellas» al último pleno ordinario hasta el año que viene. Solo la consellera de Vivienda, María José Salvador, estuvo buena parte de la mañana y en algún momento, acompañada por la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra.

El PP llevó al Parlamento valenciano el debate sobre el adoctrinamiento en las aulas. Una cuestión en la que sí cuentan con el apoyo de Ciudadanos, también de sus cuatro tránsfugas.

La diputada popular, Beatriz Gascó, solicitó ayer que se incorpore al Pacto por la Educación medidas que refuercen la alta inspección educativa del Estado para que pueda actuar de forma rápida y eficiente frente a casos de adoctrinamiento y «velar por el cumplimiento de los principios constitucionales».

Los populares defienden que este Cuerpo de inspectores trabaje para garantizar la neutralidad ideológica y política en los centros y que se les considere autoridad pública.

Para Gascó todas estas medidas son imprescindibles ante el «goteo» constante de casos de adoctrinamiento y la permisividad demostrada por la Generalitat ante los «profesores nacionalistas que intentan poner su ideología en las aulas». Es más, acusó a Compromís de querer convertir a los jóvenes valencianos en «su Infantería política».

Gascó mostró una decena de ejemplos denunciados por padres en los que se habla de la unidad de la lengua, así como de los «Països Catalans».

En esta cuestión el Consell del Botànic volvió a mostrar su unidad. Compromís, Podemos y PSPV rechazaron su propuesta alegando que los populares pretenden limitar la libertad de cátedra asegurando además, que no existe adoctrinamiento nacionalista en las aulas valencianas.

Desde Podemos, César Jiménez reprochó al PP que hable de adoctrinamiento por «siete casos no contrastados». Recordó que la comunidad educativa está formada por 70.000 profesores y pidió que no se dé pábulo a rumores.

El diputado de Compromís, Josep Nadal, fue mucho más duro. Acusó a los populares de haberse convertido en la Inquisición del siglo XXI y se preguntó qué problema hay en que los escolares valencianos sepan en qué otras regiones se habla su lengua.

Además, dijo que adoctrinamiento es lo que hace la Lomce, aprobada por el PP, que regula la religión como una asignatura evaluable y que permite las subvenciones a los colegios que segregan por sexos. Para rematar su discurso acusó a al PP de apuntar con el dedo para que «la extrema derecha actúe».

La diputada del PSPV, Ana Besaluch, siguió el argumentario de la religión. Denunció que hay colegios concertados en los que se reza todos los días. «¿Eso no es adoctrinar? La religión debe quedar en el ámbito familiar».

Dijo sentirse «aterrada» por la iniciativa presentada por el PP porque quiere «convertir problemas puntuales en problemas generalizados y generar una alarma social inexistente».

La cara «B» del debate

En medio del debate, diputados que no intervenían directamente cruzaron duras acusaciones. Durante el primer punto del día, referido a la Ley de la Huerta, el ex diputado de Ciudadanos, Alexis Marí, acusó al PP de «babosear sobres». Era su respuesta a la acusación que el popular Luis Santamaría hizo al PSPV sobre su «baboseo con Marí». La síndica popular, Isabel Bonig, le pidió que diese «nombres y apellidos», mientras la socialista Clara Tirado le gritaba, «¿qué es una síndica o una pandillera?».