Operación Policial
Llama a la Policía y les espera fumando un porro
La Audiencia de Valencia ha condenado a tres años de prisión a un camarero de un bar de Valencia en el que, según la sentencia, se traficaba con diversas sustancias estupefacientes como marihuana y cocaína.
Los hechos no tendría nada de inusual de no ser porque fue el propio camarero el que requirió la presencia de los agentes.
Era la madrugada del 5 de diciembre de 2012, cuando el ahora condenado pulsó el botón de alarma del local, una cafetería en la calle Masquefá, de la ciudad de Valencia.
A raíz de la alerta, se personaron en el local dos agentes de la Policía Nacional que se encontraron a dicha persona, sola en el local, y fumándose un porro.
Los agentes preguntaron por el motivo de la alarma y éste les contestó que había unas personas peleándose en el bar, por lo que pulsó el botón.
Los agentes intentaron recabar más información sobre los hechos que les relataba el peculiar camarero y dieron una vuelta por el local tratando de que algún cliente les ratificara la versión del hombre, pero eran más de las dos de la madrugada y en el local ya no había ningún cliente.
El camarero no solo no tomó la precaución de dejar de fumar droga cuando pulsó el botón de alarma sabiendo que la Policía estaba al llegar, tampoco parece ser que dejó de hacerlo cuando estos entraron los agentes, pero ni siquiera adoptó las mínimas precauciones de esconder el material sobrante con el que, al parecer, se había liado el canuto, ya que uno de los agentes encontró en la cabina del pinchadiscos, tres cogollos de marihuana.
Ante el inesperado hallazgo, los policías pidieron permiso al camarero para registrar el local y éste accedió sin requerir orden judicial.
Así, los agentes procedieron a registrar el bar y hallaron en un primer momento, dos bolsas de cocaína que contenían alrededor de 40 gramos, entre las dos. Éstas se encontraban en el interior de un ordenador que había en el almacén de las bebidas.
A continuación, otro de los agentes encontró sobre las cajas de los refrescos, una bolsa con unos 30 gramos de cannabis sativa, es decir, nuevamente marihuana.
Todas estas sustancias estaban dispuestas para su venta y hubieran alcanzado un valor en el mercado de 2.813,50 euros.
Además, los agentes también encontraron una báscula de precisión, una libreta de anotaciones, y 855,95 euros fruto de la ilícita actividad.
Los sorprendentes hechos suponen un delito contra la salud pública. En el juicio, la defensa del acusado alcanzó una conformidad con el Ministerio Fiscal en la pena de tres años de cárcel que se le imponen y multa de 2.900 euros.
Y todo, por fumarse un porro esperando a los agentes...
✕
Accede a tu cuenta para comentar