Consumo
Objetivo: desperdicio cero de comida
Los valencianos desperdiciaron 1.225 millones de euros en comida durante 2012, lo que se traduce en 240 euros por cada ciudadano, una cantidad nada desdeñable en época de crisis. Según el estudio «Save Food» de la empresa Albal, gran parte de los alimentos tirados podrían haberse consumido con una mejor organización y un uso posterior de estos productos en las recetas. En la Comunitat, tal y como establece dicha investigación, la mala conservación es el principal motivo por el cual se producen esos desperdicios evitables. También influye la falta de planificación de los menús diarios.
«Con imaginación, todos los alimentos se pueden reutilizar y aprovecharse sin necesidad de que terminen en la basura». Son palabras de la directora de «marketing» de la firma, Guiomar Uriarte, que explicó que el reto de la compañía fue convertir al municipio valenciano de igual nombre, Albal, en el primer pueblo sin sobras de alimentos.
Además de los platos en los que pueden aprovecharse los restos de otras comidas, como las croquetas o las empanadillas, existen numerosos trucos para que los víveres aguanten frescos durante el mayor tiempo posible. Hay que tener en cuenta además que las altas temperaturas propias del verano aceleran considerablemente el proceso de maduración y de descomposición de los alimentos. Esto junto a la pérdida de la rutina debido a las vacaciones hace que aumente el número de productos que acaban en el contenedor.
Si se siguieran algunos consejos, según Uriarte, se conseguiría un ahorro de hasta 125 euros anuales por persona, es decir, se desecharía un cincuenta por ciento menos.
Es recomendable planificar al detalle los menús, almacenar correctamente y gestionar las sobras. Conviene así crear una lista de comidas, evitar que los menores vayan al supermercado, ya que acaban incluyendo en el carro productos no necesarios, y conocer cuánto come exactamente cada miembro de la familia, para preparar menos cantidad si fuera necesario. Es positivo ingerir primero las verduras más perecederas, como los tomates, el brócoli, los espárragos y los champiñones. Para guardar los productos, mejor separar las frutas y las verduras y almacenar las patatas, cebollas y ajos en un lugar oscuro.
La imaginación también ayuda, ya que muchas sobras pueden reutilizarse.
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