Artistas

Cuatro ediles de Carmena le exigen que pida perdón por la denuncia del Carnaval

Varios concejales de Ahora Madrid piden en un manifiesto que el Ayuntamiento se disculpe con los actores del «Gora Alka-ETA».

Cuatro ediles de Carmena le exigen que pida perdón por la denuncia del Carnaval
Cuatro ediles de Carmena le exigen que pida perdón por la denuncia del Carnavallarazon

Varios concejales de Ahora Madrid piden en un manifiesto que el Ayuntamiento se disculpe con los actores del «Gora Alka-ETA».

Ayer hizo un año que se detuvo a los artistas de la compañía Títeres Desde Abajo, Alfonso Lázaro y Raúl García, tras su polémica obra «La Bruja y Don Cristóbal» en el marco de unas actuaciones para público infantil en los carnavales de Tetuán. El guión y algunas de las críticas de la obra no fueron del agrado de muchos padres, que llamaron a la Policía al considerarla totalmente fuera de contexto e incluso constitutiva de delito por incitar al odio y enaltecer el terrorismo. Y justo con esa premisa comenzaron ayer los titiriteros su actuación en el Teatro de Barrio de la calle Zurita de Lavapiés, donde interpretaron la misma obra y aprovecharon para pedir, un año después, que si se herían sensibilidades nadie llamara al 091: «Apaguen su móvil, conecten su cerebro y no llamen a la Policía». Acto seguido, el centenar de personas allí congregadas y otras 80 viendo un falso streaming desde la sede de la CNT en Tirso de Molina, disfrutaron de «La Bruja y Don Cristóbal» en una nueva versión algo modificada. El público era claramente solidario con la causa «antirrepresiva», como ellos mismos denominaron en una mesa redonda posterior en la que se dieron cita una inverosímil mezcla de imputados por distintos delitos que agruparon bajo el amplio saco de la libertad de expresión. Sin embargo, había desde gente que había sido condenada por escribir tuits como el cantante César Strawberry, hasta un anarquista encarcelado por quemar sucursales bancarias pasando por la madre de «Alfon», en prisión por llevar, según el Supremo, un artefacto incendiario en la huelga general de 2012.

Entre los asistentes se encontraba Carlos Sánchez Mato, concejal de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Ahora Madrid. Precisamente ayer se hizo eco en su cuenta de Twitter de un manifiesto en favor de los titiriteros un año después del caso. Curiosamente él no está entre los firmantes del escrito pero sí figuran compañeros suyos en el consistorio madrileño como Montserrat Galcerán (concejala de Tetuán y Moncloa), Pablo Carmona (concejal de Salamanca y Moratalaz), Rommy Arce (de Usera y Arganzuela) y Mauricio Valiente (tercer teniente de Alcalde y concejal de Chamartín). En el es manifiesto consideran «imprescindible pedir explicaciones a los medios de comunicación y los partidos políticos que alimentaron la campaña de criminalización de los artistas». Critican que se pidiera la dimisión de la entonces concejala de Cultura Celia Mayer y de la concejala del distrito Montserrat Galcerán por no haber valorado la idoneidad de esas actuaciones infantiles (Carmena pidió perdón y dijo que fue algo inapropiado) y critican que el propio Área de Cultura presentara en un primer momento una denuncia contra la compañía teatral. En el manifiesto que firman, entre otros muchos, cuatro concejales municipales de Carmena, dicen que «el propio Ayuntamiento también debería excusarse por la denuncia interpuesta» al principio por no haber cumplido correctamente el contrato. También se acusa a los medios de «calumniar sin pudor a las nuevas autoridades municipales». La obra, desde luego no parece que pueda ser entendida por un niño.

Mismo guión que en febrero

Comienza con una bruja que después de liarse a sartenazos con un tipo se queda embarazada del mismo. Al tener al bebé trata calmar sus lloros con una bolsa en la cabeza y acto seguido una monja le roba al bebé. Entra en escena un cura, que golpea a la bruja con una cruz de madera hasta dejarla inconsciente. Es entonces cuando hacen la polémica escena del cartel: el cura le coloca a la bruja desmayada una pancarta que reza «Gora Alka-ETA» junto a una bomba simulada y le hace una foto que es difundida en todos los medios de comunicación. Así denuncian los títeres la manipulación y, de paso, lo que consideran que sufrieron ellos hace un año. Al final sale a escena un juez que quiere ahorcar a la bruja por acusarla de terrorismo pero ella consigue ahorcarlo a él con el dibujo de fondo de «Audiencia NAZIonal». Los artistas dedicaron esta representación a «todos los que, como la bruja, luchan por vivir más en libertad».