Ciudad Lineal
El nuevo carril bus de la calle Alcalá ahoga a los comerciantes
El cierre de la línea 5 de Metro ha eliminado dos vías al tráfico privado provocando caos y atascos en la calle. En sólo una semana, los negocios ya notan las consecuencias.
El cierre de la línea 5 de Metro ha eliminado dos vías al tráfico privado provocando caos y atascos en la calle. En sólo una semana, los negocios ya notan las consecuencias.
El pasado lunes día 3 de julio cerró la línea 5 de Metro de Madrid. Ha pasado una semana desde entonces y los efectos ya se dejan notar, especialmente en el tramo entre las estaciones de Ventas y Ciudad Lineal. La calle Alcalá, la arteria que une estas dos paradas del suburbano, está colapsada. El corte de Metro ha obligado a muchos a usar más el coche particular y además se han establecido cuatro servicios especiales de autobús –cubiertos con vehículos «oruga», de mayor tamaño– que están copando el espacio.
«El cierre de la línea nos ha afectado mucho, hay un gran caos circulatorio y las líneas alternativas están sobreutilizadas», explica Ignacio, un vecino de la zona. Una opinión que a juzgar por las declaraciones de Marisa y de sus dos hijos, Michael y Gerard, es la mayoritaria entre los habitantes del barrio: «Nos ha afectado mucho el corte, ahora tardamos bastante más en nuestros desplazamientos cotidianos, y encima, el autobús no hace el recorrido completo de la línea de Metro». No solo los vecinos lo notan. Mario, un madrileño que tiene su dentista en la calle Alcalá, explica que «se nota que hay mucho, más tráfico. Vine el mes pasado a la misma hora y llegué sin problemas. Ahora todo es más complicado».
La situación actual de la calle más larga de Madrid no satisface a los residentes, pero en el horizonte aparece un nuevo problema para la zona: el año que viene el Ayuntamiento, dirigido por Manuela Carmena, quiere restringir la circulación de Alcalá a un carril por sentido y construir un carril para uso exclusivo de bicicletas. El plan del Consistorio busca reducir el tráfico de paso –de no residentes– por la zona, aumentando la frecuencia del servicio de autobuses y dificultando la circulación de vehículos privados. Una actuación urbanística que ya ha provocado problemas circulatorios en zonas como Santa Engracia y Alberto Aguilera y que no es del agrado de los comerciantes de esta calle, una de las más transitadas y con más comercios de la capital.
Así, Paloma y Berta, dos vecinas de este tramo de Alcalá explican, en conversación con LA RAZÓN, que «esta calle está siempre muy concurrida. Ahora, sin Metro la situación es mala, pero cuando ya dejen sólo un carril va a ser horrible, sobre todo para los comercios».
Andrés, el encargado de una tienda de fitness lo tiene claro: «Cuando pongan el dichoso carril bici nos van a hacer polvo. Como la mía es una tienda muy especializada, la gente deja el coche en doble fila y viene a por su encargo y se va. Pero ahora con el carril bus es imposible y cuando llegue el carril bici será igual». El encargado ve el futuro negro: «Si el proyecto del carril bici sale adelante, en dos años cierro».
Horacio Ortega, es el dueño de la tienda de moda masculina Ortega. Y según explica, en este establecimiento, «el trastorno por el cierre de la línea 5 de Metro ha sido total». Por eso, Ortega mira con temor al inicio de la sobras del año que viene: «Los transportistas ya tienen que parar en las calles laterales que son estrechas, de un sentido y no suelen tener sitio para aparcar. La reducción de los carriles es lo peor para mi negocio y para el de todos los que están en Alcalá y calles aledañas».
La situación es, y será, todavía más dura para los comercios que necesitan reabastecerse todos los días. Fairouz trabaja en la frutería Los Gemelos, y afirma que necesitan «género fresco todos los días y en bastante cantidad». «Los transportistas se han quejado ya del aumento del tráfico y se van a quejar más cuando sólo dejen un carril», sentencia. Vicente, el dueño de una tienda de frutos secos, tiene se encuentra en la misma encrucijada: «Por ahora siempre hay problemas, pero cuando haya solo un carril esto será un infierno. Si ya hay mucho tráfico y poco aparcamiento, no quiero imaginar cómo será el año que viene». Y es que como explica Olga, una residente de la zona, «la calle Alcalá es una calle estrecha y con mucho tráfico. Quitar un carril es un error garrafal. Es una calle en la que hay muchos giros, hay embotellamientos, peatones, semáforos y todo lo que sea complicar la fluidez de la circulación va a ser peor».
El plan del Ayuntamiento comenzará en 2018 y también prevé la prohibición de varios de los giros a la izquierda de la calle, uno de los puntos que el área de Desarrollo Urbano Sostenible del consistorio juzga como más problemáticos para la circulación.
Sin cambios de sentido
Por el momento, esta medida ya se ha llevado a cabo en dos puntos. El primero es el cruce de la avenida con la calle Alcalde López Casero. Antes del cierre de la línea 5 los coches que subían por la calle Alcalá podían girar a la izquierda para incorporarse a López Casero. Sin embargo, desde el 3 de julio la línea discontinúa que permitía esta maniobra se ha convertido en una línea continua que impide –en teoría– el giro. Aún así, los vecinos siguen girando para incorporarse a López Casero, aumentando el caos. Exactamente la misma situación se produce en el otro punto, pero en sentido contrario: el cruce con Vázquez de Mella.
Así, además de vecinos y comerciantes, hay otro gremio muy afectado por estas medidas: los conductores de autobuses que recorren a diario varias veces la calle Alcalá. Las conversaciones sobre la complicada circulación en esta vía son habituales en sus corrillos: «Es un caos conducir ahora por esta calle. Muchos vecinos siguen girando por las calles en las que antes podían hacerlo y así es complicado», explicaba ayer uno de ellos.
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