Arquitectura
La iglesia más antigua de Goya cierra por obras
El 11 de mayo del próximo año la famosa iglesia neogótica de la Concepción de Goya, situada en el número 26 de esta céntrica calle y haciendo esquina con la calle Núñez de Balboa, cumple 100 años. Fue el primer templo del barrio –se contruyó para honrar el dogma de la Inmaculada– y con motivo de tan redonda honomástica su párroco, José Aurelio, decidió hacerle un «lavado de cara» de forma que luzca su mejor imagen en los actos previstos para el centenario.
Pero esta empresa no ha estado libre de dificultades. Al poco de comenzar los trabajo, los operarios comunicaron al padre José Aurelio que las torres de la parte superior de la iglesia estaban muy deterioradas y que, a pesar de que el edificio había pasado la ITE hace apenas dos años, los grandes desperfectos encontrados en su estructura iban a provocar que la obra fuese mayor de lo previsto inicialmente. La sorpresa más desagradable, explica el párroco, fue que algunas de las estatuas, sobre todo las que representan a los ángeles de la fachada, están tan deterioradas que han llegado a caerse cascotes de las mismas a la acera de la calle Goya. «Ha sido un milagro que no ocurriese ninguna desgracia, y que cayeran a las 6 de la mañana, la iglesia ya tiene 100 años y los materiales con los que fue construida no son para nada buenos» relata José Aurelio que no pierde la esperanza de que el templo, tras la reforma, quedará en perfecto estado.
De momento este contratiempo va a provocar el cierre de la iglesia desde el 29 de julio hasta el 15 de septiembre. Esto para hacer los trabajos más importantes porque las obras no terminarán hasta diciembre. Y es que, junto a los trabajos en la estructura, otro asunto que requiere una gran urgencia en la iglesia de la Concepción es la limpieza de las vidrieras, de extraordinaria belleza y que poseen un valor histórico y artístico incalculable. Fueron restauradas por última vez durante la Guerra Civil, ya que muchas de ellas quedaron destrozadas tras recibir balazos durante el conflicto, el trabajo fue tan profesional y minucioso que es prácticamente imposible distinguir cuales fueron las vidirieras restauradas y cuales no, «aunque necesitaríamos restaurarlas por completo, el presupuesto con el que contamos sólo nos da para limpiarlas, ojalá mas adelante podamos hacerlo junto con todo lo demás», dice José Aurelio consciente de que este proyecto –que también ha incluido la limpieza de los altares, uno de ellos es de gran valor histórico ya que pertenece al siglo XIII, y que es otro de los tesoros que se encuentran en el templo centenario– no ha sido bien acogido entre una pequeña parte de sus feligreses.
La restauración que se está llevando a cabo en el templo, al contrario de lo que mucha gente pueda pensar por su ubicación, «no es una obra de lujo, es una necesidad vital para esta iglesia. Que el barrio donde estamos sea de lujo, no tiene nada que ver con que esta iglesia y sus obras lo sean» declara el párroco, afectado por las críticas recibidas. «Sólo vamos a hacer lo más urgente, el 20 por ciento de lo que en realidad haría falta remodelar o arreglar del todo, como el tejado central, además de lo básico para la seguridad de las personas, ¡si hasta tenemos tejados con uralita en una de las naves!», explicó con cierta resignación.
Todos los contratiempos han supuesto un mal rato para el padre José Aurelio que desconocía la magnitud y la urgente necesidad de reformas que requería el templo: «Sabía que había algo pero no tan grave, muchos novios se han disgustado, pero el primer fastidiado soy yo con todo el lío que se ha formado», explicó sobre los afectados más directos por el cierre del templo por las obras. Pero tienen un plan, para no perjudicar a los novios, los andamios que se encuentran en la entrada principal de la iglesia serán de quita y pon: se desmontan los viernes y se volverán a montar de nuevo el lunes para causar las mínimas molestias posibles a los contrayentes.
Abiertos a patrocinadores
Por todo ello, desde el templo se ha pedido la colaboración de los fieles, con el objetivo de que den publicidad de lo que esté ocurriendo allí y, si lo desean, se ofrezcan como voluntarios. La gente que quiera, explicó el párroco, también puede colaborar económicamente con las obras con donativos personales, patrocinios empresariales y publicidad de empresas en las lonas de rehabilitación de los andamios de la obra. Ha sido una propuesta del consejo de asuntos económicos de la parroquia, el mismo órgano que aprobó el presupuesto para la reforma de la iglesia que asciende a 1,2 millones de euros y que ha dado trabajo a 30 personas durante seis meses.
Cumplirá cien años restaurada pero no en perfectas condiciones, por eso José Aurelio lanza un último SOS: «Si algún patrocinador quiere colaborar, estaríamos encantados ya que nos hace mucha falta».
✕
Accede a tu cuenta para comentar