Madrid

Lagasca: los otros comerciantes damnificados por Carmena

Los empresarios de la Milla de Oro denunciarán al Ayuntamiento por demorar la demolición de un inmueble en su calle que se acabó cayendo a finales de noviembre. Las vallas que ocupan la vía pública están arruinando su campaña de Navidad

Vallas, grúas y burladeros ocupan, desde que el pasado 29 de noviembre se derrumbara un edificio en construcción, la calle Lagasca y dejan los escaparates de sus aceras sin apenas clientela
Vallas, grúas y burladeros ocupan, desde que el pasado 29 de noviembre se derrumbara un edificio en construcción, la calle Lagasca y dejan los escaparates de sus aceras sin apenas clientelalarazon

Los empresarios de la Milla de Oro denunciarán al Ayuntamiento por demorar la demolición de un inmueble en su calle que se acabó cayendo a finales de noviembre. Las vallas que ocupan la vía pública están arruinando su campaña de Navidad

El ocho de noviembre, un obrero moría en el derrumbe parcial de un edificio situado en el número 46 de la madrileña de Lagasca. Tres días después, el Ayuntamiento declaraba el inmueble –en el que se están construyendo viviendas de lujo– en estado de ruina física permanente. Daba de esta forma un plazo de cinco días a la inmobiliaria Rosales para su demolición. Ésta declinó la oferta el 17 del mismo mes, obligando al Ayuntamiento a ejecutar ellos mismos el derrumbe controlado. Dos semanas después, sin que el consistorio hubiera iniciado los trabajos que le habían quedado delegados, el edificio sufrió un nuevo derrumbe parcial, que hizo que, por fin, Manuela Carmena y su equipo ordenaran desalojar los edificios circundantes para proceder al derribo. Pero ya era demasiado tarde. Al menos así lo ven los comerciantes de esta calle de la Milla de Oro, para los que un retraso de casi dos semanas en los procedimientos burocráticos que tenía que haber emprendido el Consistorio ha acabado con consecuencias desastrosas para sus negocios. Las vallas, grúas y burladeros colocados en las aceras para proteger la zona que ha dejado el edificio en construcción están poniendo en serio riesgo la campaña navideña de los comercios situados en esta zona.

No está previsto que los trabajos en la vía pública estén terminados antes de la segunda mitad de enero, cuando las semanas de compras ya hayan pasado. Por eso, varios de ellos ya se plantean iniciar acciones legales contra el Ayuntamiento como último recurso a la ruina que les ha llevado la obra ilegal de un edificio en su calle.

Todos los comerciantes de Lagasca coinciden en señalar que desde el comienzo de los problemas del inmueble del número 46, sus negocios no van bien. El primer problema que señalan es que apenas pasa gente por la calle. Javier Martínez, de Trasluz, explica que, según sus cálculos, «el tráfico que pasa por la calle se ha reducido en un 50% y las pérdidas son cuantiosas». La supervisora de Designer Exchange, Clara, opina igual, «la clientela pasa por la calle y ve el ruido, las grúas y no entra, ya no en nuestra tienda, sino en la calle», lo que corrobora Juana Castro, de Perfumerías Carla: «La gente que está de paso no entra cuando ve la calle en ese estado».

La falta de clientela se deja notar en la facturación. Antonio Arranz denuncia que, desde el derrumbe del edifcio, en Designer Exchange los ingresos se han reducido «un 70% respecto a este mismo período el año pasado». El resto de comercios de la zona tiene problemas similares. En Trasluz, han perdido casi un 50% y en la tienda de ropa infantil Mi Pequeño Lucas manejan pérdidas de en torno a un 25% respecto a la campaña navideña de 2015, cifras similares a las que facilitan otros comerciantes de la calle. Elena Fernández, dependienta en Normandie, otra tienda de ropa infantil, afirma que «no conocen todavía las cifras, pero es evidente que nos está afectando mucho».

Además, consideran que la actuación del Ayuntamiento es manifiestamente mejorable. Denuncian la improvisación del equipo de Carmena y la falta de información. La opinión de que el consistorio podría haber iniciado antes el proceso de demolición está muy extendida entre los comerciantes. En Perfumerías Carla afirman que «desde que el 8 de noviembre se produjo el primer derrumbe hasta que la inmobiliaria pasa la pelota al Ayuntamiento pasa solo una semana. Así que han tenido tiempo de sobra para empezar antes estas obras y no afectar a la campaña navideña», una opinión que coincide con la de Mi pequeño Lucas. Por su parte, Eduardo Cordero, dueño de la tienda Kermos, advierte de que «podría haber habido una desgracia aún mayor», algo con lo que coincide Antonio Arranz, dueño de un restaurante de la zona.

Sin información municipal

A la tardanza de la demolición se une la falta de comunicación por parte del Ejecutivo de Ahora Madrid. «No recibimos ninguna información del Ayuntamiento», afirma Clara, de Designer Exchange, coincidiendo con lo que comentan los dueños de Trasluz: «No había ninguna comunicación por escrito del Ayuntamiento» consideran que deberían estar «más informados, porque teníamos a nuestros empleados yendo a la tienda sin saber si podrían abrir o no».

Los comerciantes tienen la intención de acabar con los problemas de su campaña de Navidad en los tribunales. También el Gobierno de Manuela Carmena tiene el propósito de resolver su contencioso con la constructora, que no paralizó la obra a pesar del requerimiento municipal, ante el juez. Así lo anunció el pasado miércoles la directora general de Control de la Edificación de la capital, Ana Perpiñá, en la comisión de Urbanismo. Allí explicó que fue el 11 de noviembre cuando se declaró el estado de ruina física permanente de ese primer edificio siniestrado, dando un plazo de cinco días a la dirección facultativa de las obras para su demolición, informa Europa Press. En un principio los constructores afirmaron que se harían cargo de los trabajos aunque cambiaron de opinión pidiendo la ejecución subsidiaria por parte de la Administración. Posteriormente se produjo el segundo derrumbe, que es el que ha terminado por destruir las expectativas de ventas de estos comerciantes de la Milla de Oro. A pesar de que los ediles del PP en la comisión pidieron explicaciones al Gobierno de Carmena por esta demora en el inicio de la demolición, Perpiñá aseguró en la misma que en el caso de Lagasca se trataba de unos trabajos acometidos por una entidad privada, «no un edificio que cae repentinamente», y que contaban con la correspondiente licencia firmada con un estudio «de reconocido prestigio». El Ayuntamiento «forzosamente les tiene que notificar el plazo para que ellos hicieran la demolición», añadió, aunque en esta ocasión la solución y la burocracia han llegado demasiado tarde para los comerciantes de la calle Lagasca que esperan que ésta sea la última Navidad en obras.