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Policía

Carmena rectifica y viste a los Reyes con túnicas tradicionales

El Ayuntamiento quiso evitar la polémica del año pasado en la cabalgata y escogió una indumentaria clásica para los magos de Oriente. Los niños recibieron con entusiasmo a Melchor, Gaspar y Baltasar, que compartieron protagonismo con los numerosos efectivos policiales

Manuel Carmena con los Reyes Magos / Foto: Jesús G. Feria larazon

El Ayuntamiento quiso evitar la polémica del año pasado en la cabalgata y escogió una indumentaria clásica para los magos de Oriente. Los niños recibieron con entusiasmo a Melchor, Gaspar y Baltasar, que compartieron protagonismo con los numerosos efectivos policiales

Aunque los verdaderos protagonistas de la jornada, los más pequeños de la casa, tienen cada año la misma ilusión, hacía muchos años que no había tanta expectación general en torno a la Cabalgata de Reyes de Madrid. Por dos motivos principales. Primero, por la intriga que había con respecto a los trajes que lucirían este año Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente –como si el vestido de la novia en una boda se tratase, tras la polémica de los trajes del año pasado–, y, segundo, por las extremas medidas de seguridad enfocadas en la prohibición de la circulación a camiones de más de 3.500 kilos. Afortunadamente, en ambos casos, este año no hubo sorpresas: Sus Majestades escogieron para esta edición su indumentaria clásica, la de toda la vida, y guardaron en el cajón la innovadora vestimenta que tanta controversia creó el año pasado. Un gesto que fue interpretado como una rectificación por parte del Ayuntamiento de Manuela Carmena.

El pasado año las túnicas de Sus Majestades iban adornadas con estampados de animales y flores y Baltasar lució un turbante con plumas de faisán y rastas. La vestimenta que pudieran lucir Sus Majestades fue uno de los temas de conversación para amenizar la espera hasta que Melchor, Gaspar y Baltasar hicieran su entrada por las calles de Madrid. Ismael, Yusef y Telmo, de ocho años, que aseguraban haberse portado «muy bien» este año, opinaban a su corta edad que los trajes del año pasado «dejaron mucho que desear». Juan Luis y Luis David, por su parte, eran dos padres que ayer añoraban los tradicionales animales, «sobre todo los camellos y las ocas» de las cabalgatas de su infancia. Quien se acordaba bien de su infancia, mucho más lejana, era otra madrileña, Pilar, que a sus 80 años disfrutaba viendo la cabalgata con sus nietos cerca de Cibeles. Allí, a las puertas de la sede del consistorio, recibió la primera edil a Sus Majestades, en un escenario que a lo largo de la tarde estuvo lleno de actuaciones de acróbatas. Carmena advirtió a Sus Majestades de que los niños madrileños eran «muy listos», por lo que les pidió que no dejaran esta noche a ningún niño sin regalo, ya que luego irían a contarlo al Ayuntamiento. Por su parte, Melchor dijo que a pesar de que venían de un viaje muy largo «ver vuestras caras de felicidad» hace que todo haya «merecido la pena». «Hacer feliz a otra persona es de las cosas más bonitas que existen», dijo antes de dejar un mensaje para los pequeños: «No perdais nunca la curiosidad».

El director artístico de la cabalgata, Ignacio Santos, aseguró que desde la organización estaban «muy contentos» con el resultado. Pero, sin duda, lo mejor de ayer fue que los agentes policiales terminaron el día satisfechos tras unos días de mucho trabajo. El nivel de alerta antiterrorista 4 y la cercanía del atentado yihadista de Berlín provocaron que el dispositivo de seguridad se centrara en impedir el paso a los camiones pesados. En total, fueron más de 800 agentes de la Policía Municipal y Nacional los que velaron por la seguridad de las tres horas de recorrido. También se ampliaron los controles a los conductores de las carrozas, sometidos a un exhaustivo control policial que iba desde la documentación completa del vehículo hasta controles de alcoholemia. De esta forma, la cabalgata pudo desfilar tranquilamente: fueron kilos y kilos de caramelos y 12 carrozas con el lema común «Oda a la curiosidad». Casi a las 18:30 en punto arrancó con 300 bicicletas que dibujaban la estrella de Belén y que cantaban lemas contra la contaminación. A lo largo del recorrido se veían cientos de carteles con el letrero «Me he portado bien», para que a Sus Majestades les quedara bien claro. Destacó el águila Sofía, la comitiva de los Bomberos del Ayuntamiento con cabezudos y el lema del camión antiincendios «Ideas de Bombero para un mundo mejor», o el Oso y el Madroño, ese símbolo de Madrid que anoche se abrigó con una bufanda. También había un pulpo con submarino, científicos locos en el laboratorio botánico rodeado de una planta carnívora y hasta pájaros en una cama. Entre las más bonitas, sobre todo por su significado, la Carroza del Niño Hospitalizado, en representación de esos héroes anónimos que luchan por vencer enfermedades, impulsado por la Fundación Atresmedia. Lo que no falla cada año son las peripecias, cada vez más sofisticadas, para tratar de coger el máximo de caramelos. A los clásicos gorros o paraguas del revés se ha sumado este año hasta una batamanta. Todo sea por endulzar la vuelta a la rutina.

«Empatía» en el mensaje de Melchor

Ayer, tras un viaje que el propio Melchor calificó como «muy largo», el Rey Mago pronunció su ya tradicional discurso ante los miles de personas reunidas en Cibeles. En su mensaje a los niños de Madrid, afirmó que «lo mejor de traer los regalos es ver la ilusión con la que los recibís» y que «hacer feliz a otra persona es de las cosas más bonitas que existen». Melchor, respaldado por Gaspar y Baltasar, pidió a los madrileños que nunca perdieran «las ganas de aprender y de disfrutar de cualquier situación», les explicó el significado de la «empatía» y les pidió que no pierdan la curiosidad. Por último, lo fundamental: les aconsejó acostarse pronto para que hoy pudieran disfrutar de los regalos.

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