Sucesos

«Me rapé el pelo para que me vieran menos atractiva»

La Razón
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Su desesperación la llevó a raparse la cabeza para, así, «resultar menos atractiva» a los clientes que acudían a los clubes de alterne. Tenía sólo 15 años y era su madre quien la obligaba a prostituirse por lo que su angustia era aún mayor. Ayer, en la Audiencia Provincial de Madrid la joven de 21 años ratificó su desgarrador testimonio que denunció en septiembre de 2010. «Yo no quería, pero me decía que mi familia en Paraguay estaba mal», manifestó en el juicio la víctima, con su madre y la pareja de ésta en aquellos años a escasos metros, separados por un biombo. Nidia Rosa C. C. y Juan Antonio L. P. están siendo juzgados estos días por un delito de prostitución con agravante de parentesco. La Fiscalía solicita una pena de seis años de prisión para ella y de cinco años para él. En su declaración negó los hechos y aseguró que, por el contrario, llevaba todos los días a su hija al colegio, al igual que hacía con su hermana más pequeña. También añadió que su hija era «muy rebelde» y quería «libertad» aunque ella trataba de que estudiase más. Su entonces pareja también negó los hechos que se le imputan y aseveró que desconocía que todo aquello estuviera ocurriendo ni que fuera él quien conducía a la menor hasta los clubes de alterne. Durante la sesión de ayer, la joven relató entre sollozos que su madre le comentó que lo tenía que hacer porque su familia en Paraguay lo estaba pasando mal, según recogió Europa Press. «Me dijo que eso es lo que había y que no se podía hacer otra cosa. Me rapé el pelo para que me vieran menos atractiva. Lo tengo todo muy enterrado y me cuesta sacarlo», admitió la chica después de que el Tribunal de la Sala le ofreciera interrumpir la declaración durante unos minutos.

Según el fiscal, la procesada, de nacionalidad paraguaya y en situación irregular en el territorio español, obligó a su hija, nacida el 10 de junio de 1993, a ejercer la prostitución en distintos locales de alterne desde que ésta tenía quince años de edad. La situación se mantuvo durante aproximadamente un año. Para vencer la resistencia de la joven, su madre le decía que necesitaba el dinero para satisfacer las necesidades de alimentación de todos los hermanos y la amenazaba con que, si ella se negaba, la actividad la realizaría una hermana dos años menor que ella. El compañero sentimental de la acusada y asimismo acusado, Juan Antonio L., actuando de común acuerdo con la mujer, en ocasiones llevaba con su propio vehículo a la joven a los clubs de alterne o bien la recogía de los mismos.