Cuartel emocional
La utilidad de lo inútil
Me imagino a Pablo Iglesias impartiendo doctrina entre los muchachos de la complutense donde creo que por fin ha conseguido plaza.
Hoy me permito copiar, que no plagiar, el título de un libro que me recomienda mi amigo LG, con quien mantengo un intercambio intelectual muy divertido: yo le recomiendo libros y autores y él, a su vez, hace también lo mismo. Me encanta porque nos eso enriquece a la recíproca y, al mismo tiempo, nos permite estar en contacto no sólo para cenas y reuniones. La utilidad de lo inútil es un repaso a lo largo de los tiempos de las opiniones de filósofos y escritores sobre la importancia de seguir tutelando en escuelas y universidades todo tipo de afanes e indagaciones, que, para mí, no es más cosa que manejar los cerebros cuando todavía se están formando en las estudiantiles y tempranas edades de quienes el día de mañana serán los adultos de una sociedad, digamos en este caso la nuestra, que cada vez se va viendo más degradada. Me imagino a Pablo Iglesias impartiendo doctrina entre los muchachos de la complutense donde creo que por fin ha conseguido plaza. Pero también esta izquierda bolivariana que nos gobierna intenta hacerlo con almas de cántaro ya añosas a base de cheques de 200 euros, en un gesto electoralista sin precedentes, y bajadas de IVA en alimentos básicos, como ha hecho el soi dissant presidente esta última semana. Luego también está lo de las ayudas sociales de la Belarra para acceder a las prestaciones sin un tiempo mínimo de empadronamiento. Es como si yo llego mañana a Tombuctu, un suponer, y tengo hospitales gratis, medicinas gratis, dinerito sin un curre previo, y todo así. Es lo que tienen estas políticas populistas, que van repartiendo prebendas por aquí y por allá para captar votos masivamente, y fomentando una economía sumergida, o sea, facturas que no tributan y por ahí.
Pero quiero hacer un alto para comentar lo de Isabel Preysler (en adelante IP) y Mario Vargas Llosa (en adelante Mario). Se han separado, dicen que por celos. No lo veo yo mucho. En realidad nunca vi claro lo de esa pareja, conociendo como los conozco a ambos. Si he de ser sincera, en un principio creí que la noticia era inocentada, y así también lo consideramos el miércoles pasado en Espejo Público, pero poco duró esa esperanza –al fin y al cabo da siempre pena una ruptura aunque nos importe poco-, y de Hola nos confirmaron que era más cierto que nada. Recuerdo que hacer muchos años, Luis del Olmo dio como noticia fake un 28 de diciembre que CJC y yo andábamos tramitando nuestro divorcio. Recuerdo también que lo llamé de inmediato y me enfadé muchísimo, con él y con los que le rodeaban que eran ni más ni menos que Ussía, Mingote, Tip y Coll, quienes de inmediato me arrancaron una carcajada con el humor surrealista que les caracterizaba, y la cosa quedó ahí. Pero no es el caso de IP y Mario, que han emprendido con dolor, imagino, el camino de la vida por separado. Cuando comenzó lo suyo escribí un artículo titulado “A don Mario le duele la prensa” y me permito copiar un párrafo que transcribo a continuación. “Es duro pasar de las páginas de cultura a las páginas del corazón, pero mi querido don Mario, mi admirado don Mario, en eso no tiene usted patente de corso, por ese aro ya han pasado otros con más o menos dignidad, con más o menos resignación”. Hoy ya, mi querido don Mario, vas a volver a tu ser, a tu vida intelectual sin mezclas, y te deseo lo mejor. Huye del frío madrileño y vete al Caribe dominicano, porque, aunque con el rabo entre las piernas, vas a tener una buena acogida. No me cabe la menor duda. Te deseo lo mejor.
CODA. A ti, admirada Isabel, también te deseo lo mejor, que lo tendrás de seguro porque sabes bien como procurártelo.
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