Ely del Valle
Alianzas y talante
El acuerdo alcanzado por PNV y PSE para formar gobierno en el País Vasco, que en otras circunstancias sería motivo de alegría y alborozo en Ferraz, es una bofetada doble a la faz de una gestora que intenta, como puede, mantener la cordura en sus filas. El hecho de que se haya fraguado en secreto y sin copia al Comité Federal que debe aprobarlo es la venganza de la sanchista Idoia Media, que después de haber defendido con ahínco el «no» a la abstención de su partido en la investidura de Rajoy, ahora no tiene ningún problema en llegar a un acuerdo con quien se suponía que era la derecha aliada natural del PP y que, por aquello de la conveniencia política se ha convertido en nacionalismo moderado. De cara al respetable, esta nueva alianza deja en evidencia la capacidad de los socialistas, que ya tienen pactos con la CUP, ERC, Podemos, Compromís, Chunta, Ahora Madrid, Ciudadanos e IU para hacer piña con cualquiera que les permita tocar poder.
Es verdad que según el manual de la nueva política, ése es el espíritu que debe imperar a partir de ahora, pero lo cierto es que, ya sea porque de la teoría a la práctica suele haber un buen trecho, o porque esa buena disposición negociadora se suele convertir en línea roja cuando se trata de llegar a ententes con el PP, los sondeos siguen empeñados en penalizar el supuesto talante de un PSOE que no termina de encontrarse a sí mismo y que muta sus principios según el territorio. Es verdad que con este acuerdo se evita que el PNV se sostenga en Bildu o en Podemos para gobernar el País Vasco, pero visto lo visto en otras comunidades y ayuntamientos, no parece que ésa haya sido la razón fundamental de esta alianza que, aun siendo razonable, tiene más apariencia de matrimonio por despecho que de flechazo ideológico.
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