Política

Alfonso Merlos

Aval a la ruptura

La Razón
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¡Le ha faltado tiempo...! para lo que era una evidencia que iba a ocurrir. No es verdad que se le haya caído la careta a la señora Colau porque nunca la ha llevado puesta. No es que se le vea el plumero, porque llevamos años viéndoselo. Es lo que hay. Y los ingenuos que entendían que el resultado de las elecciones en Barcelona iba a significar el entierro del proceso separatista ya estarán comprobando que el muerto goza de buena salud. O el zombi. Tanto da.

Porque estamos exactamente en el punto al que debíamos llegar. Después de hacerse la remolona, de responder con alguna evasiva y algún circunloquio, de intentar justificar con argumentos pobres y escuetos que no iba a estar presente en el frente separatista y callejero del 11 S, ahora altera el paso y cambia de acera.

No era necesaria la tarea de persuasión que han podido realizar en alguna reunión plataformas furibundamente separatistas y pretendidamente civiles (en realidad, como Òmnium, hacen política por un tubo). Va en el ADN de esta dirigente antisistema el apoyo a esa entelequia que los partidarios de la ruptura han dado en llamar derecho a decidir.

¿Por qué un neocomunista no va a ser más partidario de sembrar la discordia entre españoles que un señor de CiU? ¿Por qué no va a defender con más fiereza la división o la insubordinación a las leyes que un capitoste de la Esquerra Republicana? ¿Alguien pensó de verdad que la futura alcaldesa de una de las grandes capitales del Mediterráneo iba a pisar sólo moqueta para luchar contra los desahucios? En efecto, se confirma el peor escenario: los sueños de Ada Colau van a ser la pesadilla de muchos de sus vecinos.