PSOE

Barriga al suelo

La Razón
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Si fuera malvado, diría que los de Podemos se han esfumado del escenario, porque cada vez que aparecen les sale al paso un inspector de Hacienda, un experto laboral o la pareja de la Guardia Civil.

Cierto que llevan una temporada en la que no hay jornada en que no descubra que alguno chalaneaba con los impuestos, escamoteaba a la Seguridad Social las prestaciones de un asistente o soltaba groserías a las «groupies» de los Círculos. Debe resultar doloroso, porque antes todo eran masajes periodísticos, pero no creo que sea el motivo del bajo perfil adoptado por Pablo Iglesias y sus compinches. Cuando te mueves por la política aferrado a la «ley del embudo» y has sido capaz de pontificar sobre feminismo recibiendo pasta de los ayatolás iraníes y se te llena la boca de palabras como «libertad» mientras respaldas a verdugos en Venezuela, esas menudeces no te cortan el resuello.

Tampoco pueden ser las vacaciones estivales, porque la gente de la pasta y condición de Iglesias, Errejón, Espinar, Monedero, Soto, Echenique, Tania y compañía no descansa nunca. Hay algo táctico en el silencio adoptado desde el 26-J y antes del otoño los tendremos de nuevo montando numeritos y dando lecciones de honorabilidad. En cualquier caso, es evidente que están deprimidos y la encuesta del CIS sólo puede haber contribuido a ahondar su melancolía. Hace exactamente 44 días, cuando la ciudadanía votaba y no había empezado el recuento oficial, se veían triunfadores, convencidos de que le habían pegado el «sorpasso» al PSOE y asaltando los salones de La Moncloa. Se quedaron a un punto escaso de los socialistas y a 14 escaños, pero cuajó la sensación de que no tendrían jamás una oportunidad como aquella para convertirse en la fuerza hegemónica de la izquierda española.

Ahora llega el CIS y vaticina que, si estos majaderos que en teoría deciden nuestro destino nos hacen volver a las urnas, el PSOE les saca dos puntos y dos docenas de diputados. Eso en el mejor de los casos para ellos, porque todo es susceptible de empeorar en la vida. No hay tradición más arraigada en España que la de acudir raudos en auxilio del vencedor y si prende entre el personal la idea de que Podemos no tiene posibilidades de ganar, van a ser legión los podemitas potenciales que se queden en casa a verlas venir.

Yo, por si acaso, como barrunto que algo trama Pedro Sánchez, cuerpo a tierra y barriga al suelo.