PSOE
¿Bumerán o «Lex Talionis»?
Hace días que el secretario general del PSOE ha perdido el respaldo del Sr. Juan Luis Cebrián. Como consecuencia de ello, el diario «El País» ha iniciado su particular campaña de demolición contra el Sr. Pedro Sánchez. El asunto no debería tener mayor gravedad. Si observamos los dos últimos procesos electorales, el apoyo explícito y contundente del periódico al candidato socialista no se tradujo en una victoria, sino en las dos mayores derrotas del socialismo en democracia.
Tampoco le sirvió de gran ayuda el apoyo, menos evidente desde luego, que recibió el Sr. Alfredo Pérez Rubalcaba. Otro fracaso a recordar se produjo cuando el diario intentó la derrota del Sr. José Luis Rodríguez Zapatero con un enfoque editorial durante años, que mezclaba el desprecio y, en ocasiones, la inquina. Haciendo balance, sólo ha logrado sus objetivos cuando ha practicado alianzas negativas contra alguien en el ámbito interno del PSOE, aunque tampoco lo ha conseguido siempre.
Valga recordar, como ejemplo, la celebración de elecciones primarias del PSOE de Madrid del año 2010. Cuestión que le obligó a realizar un notable esfuerzo durante los siguientes cuatro años, aplicando la voz popular de que «quien la sigue la consigue». Sin embargo, a pesar de la incidencia cada día más limitada de la opinión del periódico, el hecho de haber sido prácticamente el único apoyo que le quedaba al Sr. Sánchez en este momento le da un relieve cualitativo especial.
El cambio de posición se ha evidenciado desde hace unos días. Primero, «El País» publicó un sondeo en el que el resultado arrojaba que el líder socialista es el peor valorado entre sus propios votantes, de ser rechazado por siete de cada diez de los mismos. Seguidamente, la elaboración de sendos editoriales en el que el diario del Sr. Cebrián manda dos mensajes a la cúpula del PSOE: ni puede razonablemente intentar presidir un Gobierno con 85 diputados y una suma disparatada de siglas, ni el Sr. Sánchez merece dirigir un partido al que, día a día, condena a la irrelevancia. Más allá de que los sondeos electorales que publica el diario «El País» tienen un rigor, como mínimo, escaso, hay que realizar algunas reflexiones.
Es evidente que el PSOE no puede ni debe intentar alternativa de investidura alguna después de la catástrofe electoral del 26-J. Y que cuanto antes debe realizarse la transición interna que dé paso a un nuevo liderazgo y a una dirección renovada que aporte el peso y la solvencia política necesaria en este momento.
En el nuevo periodo que se abre ante el PSOE se debe establecer una relación de respeto mutuo con el grupo Prisa. El Sr. Sánchez está conociendo que los sondeos construidos para alcanzar o justificar un fin tienen efecto bumerán. Tampoco debe pasar desapercibido que externalizar la toma de decisiones políticas en un grupo económico que observa la realidad española desde Nueva York o desde Panamá termina volviéndose en contra del «externalizador», porque la lógica económica implica tomar decisiones en interés del grupo que influye en las decisiones, no en el interés del partido político. Los socialistas deben aclarar su posición institucional y garantizar que el Sr. Sánchez no se presentará a investidura alguna, al tiempo que deben iniciar el proceso de relevo de su actual dirección, que se mantiene en la mayor prórroga que haya conocido nunca una Ejecutiva del PSOE.
Debe hacer estas cosas, pero no porque lo diga un diario con demasiados intereses y, cada día, menos influencia en la política, la sociedad y los medios de comunicación españoles, sino porque no hay lógica política que sostenga otro escenario. El Sr. Sánchez se ha quedado prácticamente sólo externamente, con un apoyo minoritario internamente y con un partido político muy preocupado sobre cómo está gestionando el futuro de España.
La lealtad al partido obliga a tomar decisiones, pero el libro de estilo del PSOE hace que las responsabilidades no se exijan si no que se asuman por uno mismo. No es momento de mirar hacia atrás para observar cómo haya utilizado cada cual los resortes a su alcance. Un socialista es enemigo de la justicia retributiva de la «lex talionis». Hacer las cosas bien es posible aún.
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