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Casablanca

La Razón
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Elegir bien, tanto si es un destino laboral como el de vacaciones, es sinónimo de éxito. «¿Por qué demonios vino a Casablanca?», preguntó el capitán Louis Renault (Claude Rains) a Rick (Humphrey Bogart). «Por mi salud. Vine a tomar las aguas», respondió. «¿Qué aguas, las del desierto?», inquirió estupefacto el policía. Con su característica socarronería Rick contestó: «Al parecer me informaron mal». ¿Quién aconsejó a Cristiano Ronaldo qué asesores fiscales serían los adecuados para que su inmensa fortuna apenas sufriera los embates de Hacienda? ¿Quién decidió que el mejor seleccionador posible para la sub’21 sería Albert Celades? A la pregunta número uno, seguramente el superagente Jorge Mendes, aunque él lo niega; y a la dos, posiblemente Ángel María Villar quien, aconsejado por sus asesores técnicos, vio algo en este entrenador que la realidad ha ocultado hasta en dos ocasiones: al no clasificarse España para lo Juegos de Río y al jugar la final de la Eurocopa contra Alemania como si fuera el sparring. Muestra dio de estructura quebrantable en los partidos anteriores, detalles que disimuló la efectividad goleadora de los mismos jugadores que se perdieron en Cracovia.

En un caso y en otro, remedio hay, aunque quizá sea tarde por aquello de las oportunidades perdidas –aquí la sub’21 ya no tiene nada que ganar, salvo mayor gloria en la absoluta para bastantes de sus componentes–. Cristiano puede cambiar todavía Casablanca –el Madrid, la Casa Blanca– por Marrakech –París–, si es Marruecos lo que reclama su atención, o los paraísos fiscales por el feudo de Montoro. Lo erróneo sería elegir otro equipo –los brazos de la Agencia Tributaria son alargados– y lo conveniente, buscar quien administre su dinero sin defraudar y evitar ese banquillo indeseable o la pena del Telediario. Entramos en la semana de Cris. Que no se equivoque.