Marta Robles

Chicas nuevas 24 horas

La Razón
La RazónLa Razón

Chicas Nuevas 24 horas. Esa frase, eslogan de prostitución y tapadera de esclavitud, tantas veces escrita en tarjetas publicitarias abandonadas en los parabrisas de los coches, es la que da nombre al documental sobre el negocio de la trata de mujeres y niñas de mi amiga Mabel Lozano. Ella, directora de cine y activista contra la trata, llevaba diez años intentando que la sociedad reconociera este mal endémico de nuestra sociedad y que también lo hicieran las autoridades. Por suerte, aunque aún hay quien se resiste a perder el beneficio que conlleva arropar esta modalidad de maltrato, que debería avergonzarnos a todos –y como muestra los anuncios en algunos periódicos–, también son muchos los que, posiblemente empujados por la iniciativa impulsada por Mabel, se han decidido, por fin, a dar un paso al frente y a poner su granito contra este oscuro negocio. Como ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid, que acaba de aprobar, por unanimidad, la propuesta del PSOE para que no se permita dejar este tipo de avisos publicitarios sobre servicios de prostitución en los automóviles de Madrid. Alguien pensará que es tan sólo un bonito gesto. Y es cierto. Pero que se vayan dando pasos, por pequeños que sean, y que con ellos se consiga, al menos, un atisbo de compromiso, supone un avance increíble que no hubiera sido ni imaginable hace pocos años, cuando las mujeres prostituidas eran señaladas con el dedo y los clientes aún gozaban de la comprensión de casi todos. Hoy sabemos que sin demanda no habría oferta y que tras ella se esconden la tortura y la esclavitud. Y seguimos siendo cómplices... Pero un poco menos tras romper esas tarjetas de nuestros parabrisas.