Alfonso Ussía
Diego, el soldado
Diego Armando Maradona se ha ofrecido a vestir el uniforme bolivariano para combatir al imperialismo. Le han crecido, de golpe, todos los enanos a Maduro. Intelectualmente, Maradona es una desdicha, y socialmente, un deshecho. Lleva al Ché Guevara en el alma –el asesino psicópata argentino cuya muerte tanto agradó a Fidel Castro–, al castrismo en el pecho y ahora al tirano bolivariano en su arrojo militar. Ha ganado millones de dólares y los ha perdido. Maduro le puede compensar los millones y la cocaína, que son sus obsesiones anticapitalistas. Me lo decía un gran amigo argentino, vecino de la Recoleta. «La tragedia de Maradona es que, cuando habla, hace inteligente a Valdano. Y no se trata de una tragedia de dos, sino de toda la República Argentina».
Maradona fue un futbolista grandioso y un grandioso estafador. En Argentina muchos lo tienen como un dios, ciegos de pasión mema. Porque Maradona ha humillado a su país en diferentes ocasiones. Fue expulsado de un Mundial por tomar sustancias dopantes. Se gastó en juergas y drogas lo mucho que había ganado en el Argentino Juniors, el Barcelona, el Nápoles, el Boca y el Sevilla. Deslegitimó a sus compañeros de selección con sus trampas. Viaja por todo el mundo de gorra como delegado de la FIFA, que ha encontrado en este necio drogadicto a un representante de postín. Y es montonero y comunista, cuando por sus manos han pasado centenares de millones de dólares y de euros. Ahora quiere vestir el uniforme del Ejército bolivariano o de la Guardia Nacional que asesina a los jóvenes en las calles de Venezuela para luchar contra el imperialismo y el capitalismo. Es decir, para luchar contra él mismo.
No siento ni un gramo de afecto por Maduro, la ladrona de su mujer, sus hijos narcotraficantes, sus generales multimillonarios y sus sicarios cubanos o venezolanos que asesinan en las calles a quienes exigen la vuelta de la libertad y la democracia plena. Al contrario, siento un desprecio profundo por todos ellos. Pero éste se me antoja demasiado castigo, aún mayor que su expulsión de los organismos internacionales. Tener a Maradona de soldado equivale a perder la guerra. Ignoro los empleos y jerarquías del Ejército bolivariano, pero adaptándolos al ejemplar Ejército español, puedo asegurar y aseguro que sería un soldado torpe y gordo, un cabo nefasto, un cabo primero ridículo, un cabo mayor de risa, un sargento de tebeo malo, un sargento primero de cuchufleta, un brigada de cachondeo, un cadete melón, un alférez de chacota, un teniente dopado, un capitán de chiste, un comandante de chándal, un teniente coronel cretino, un coronel majadero y un general de soponcio. No creo que Maduro, que tiene tan bien distribuido el negocio de la cocaína entre sus altos mandos, le asigne de gracia un generalato al lerdo de Maradona. Con Maradona de general, el régimen comunista venezolano puede caer en cinco días, porque el sábado y el domingo los invierte viendo partidos de fútbol. Leo la noticia: «A pesar de la heroica resistencia de la brigada popular al mando del general Maradona, siete submarinistas desarmados de las Islas Bermudas ocuparon el puerto de La Guardia». Iban a pescar meros y conquistaron el puerto. «Al huir hacia Caracas, el general Maradona sufrió un patatús al intentar ascender por el monte Ávila. Ingresado en el único hospital de Caracas que todavía tiene medicinas, fue expatriado con todos los honores a su nación natal, Argentina, llevando en el pecho la Gran Cruz de Cilia Flores, la más alta distinción militar que se concede en Venezuela desde la Constituyente».
¿Hay uniformes en los que quepa Maradona? Su tino en el disparo es dudoso. En una ocasión le metió un perdigonazo en la cara a un periodista, pero a muy somera distancia. ¿Combatirá contra el imperialismo con pistola, fusil, subfusil o espada? ¿Desfilará con el resto de las tropas o Maduro le privará de esta obligación dada su abotargada expresión y porcinos deambulares? Una guerra siempre es dolorosa y cruel, pero con Maradona en ella, puede convertirse en un juguete cómico de gran éxito internacional.
Maduro es una bestia, pero no tonto. No creo que acepte al osado soldado Maradona en el seno de su Ejército. Además, que Maradona no es de fiar con las mujeres, y en el Ejército Bolivariano abundan. Maradona es machista, como buen comunista, y fecunda con gran facilidad las semillitas del amor. Un Ejército embarazado es de fácil camino hacia la rendición.
Que se prepare Maduro a lo peor. Con Maradona de soldado, Venezuela recuperará su libertad.
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