Iñaki Zaragüeta
El 9-N, hito sin precedentes
Aquí, en España, en Groenlandia y en las Islas Mauricio, como dicen en mi pueblo, no hay más cera que la que arde. Y en un Estado de Derecho no es otra que el cumplimiento de la Ley. ¿Quiénes están obligados a ello? Los ciudadanos y, por delante de ellos, sus representantes en las instituciones, aquellos que se han comprometido a cumplir la Constitución y las leyes y a hacerlas cumplir. A nosotros nos las imponen, ellos se someten de origen.
De ahí que el la Fiscalía no ha hecho otra cosa que cumplir con su responsabilidad al interponer la querella contra el presidente de Cataluña, Artur Mas, que en un hito sin precedentes en una democracia desarrollada decidió por su cuenta y riesgo dinamitar el ordenamiento legal, la Carta Magna y el Estado de Derecho con la convicción de estar impune. Un desafío en toda regla que no se permitiría en un lugar con democracia o sin ella a no ser por la fuerza de las armas.
Mas, si tan héroe quiere ser, debe mantener su culpabilidad ante el incumplimiento de lo ordenado por el Tribunal Constitucional y no escudarse en trasladar la responsabilidad a organizaciones que se limitaron a cumplir sus órdenes y las de sus cuates, sin importarle la prevaricación, desobediencia grave, usurpación de funciones y malversación, delitos que le imputa el Ministerio Público.
Desde Aristóteles hasta nuestros días, el Estado se rige por las leyes, cuyo contenido no es otro que la Justicia y el principio de ésta, la igualdad. Todo lo demás es pura diatriba. Mas, su vicepresidenta, Joana Ortega, y la consellera de Educación, Irene Rigau, no deben esperar otra cosa que ser tratados como todos. Como dice mi amigo Rogelio, si la entrada en prisión de Isabel Pantoja se debe a la ejemplaridad, más ejemplaridad merecen los susodichos. Así es la vida.
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