Iñaki Zaragüeta

El as en la manga de Iglesias

La Razón
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Ni le convenía, ni le deja de convenir. Mariano Rajoy, Eduardo Zaplana, mi mujer y Roberto Verdejo –imagino que también Pablo Iglesias– son los únicos que conozco que desde el 21 de diciembre profetizaron el desenlace: convocatoria de nuevas elecciones. Uno por información privilegiada, otro por erudición política, la tercera por intuición o sabe Dios por qué y el cuarto por inteligencia popular desde su posición de trabajador en la recogida de residuos de Turís, pero docto por naturaleza. El quinto es un caso aparte, por interés personal y partidista.

El líder de Podemos ha desechado el comodín, o como quiera llamársele, para formar Gobierno con un poder de influencia casi omnímodo favor de lograr un objetivo más trascendente: sustituir al PSOE como cabeza de la oposición de izquierdas.

Iglesias ya debió prever el riesgo de que su tropa se diezmara, como ha sido, y no le tembló el pulso para destituir y relevar a Sergio Pascual, secretario de Organización y hombre de confianza de Íñigo Errejón, la dimisión del secretario de Organización de Madrid, Emilio Delgado, o las demás bajas o contestación como las sucedidas en las últimas horas. Ya lo hizo con Juan Carlos Monedero.

¿Por qué no le importan estas rencillas internas y la correspondiente fuga de votos? Porque cree que no será tanta. Y, la más importante, porque se guarda el as en la manga: formar coalición electoral con Izquierda Unida, la cual obtuvo un botín de 925.000 votos, la mayoría de los cuales se fueron a la basura, pero que, sumados a los de Podemos y demás satélites, compensarán de sobra a las fugas por lo referido anteriormente. Con ello, superar al PSOE será más fácil. Así es la vida.