Julián García Candau

El Barça rotó más

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El Barcelona se tomó el partido de La Romareda con menos preocupación que el Real Madrid en San Mamés. Tito alineó una especie de equipo B. Mourinho, que lleva tiempo diciendo que la Liga está perdida, contó en Bilbao con los mejores excepto Casillas, Varane y Özil. El equipo barcelonés se desenvolvió con cierta facilidad porque el Zaragoza está cerca de la funesta desmoralización tras catorce jornadas sin ganar. Al equipo madrileño le costó muy poco ponerse en ventaja. En el segundo minuto, Cristiano lanzó un libre directo y el balón entró por la escuadra derecha de Iraizoz. El portugués, rematador incansable y de efectividad extraordinaria, no posee la gran virtud del disparo por encima de las barreras. Si en otras funciones el porcentaje de aciertos es fantástico, en el de estos lanzamientos el número de fracasos es inconmensurable, pero en ello insiste. A pesar de ello, los contrarios siempre se temen lo peor.

Barcelona y Madrid, en teoría, debían dedicarse a reservar a ciertos jugadores porque la Liga de Campeones les aguarda. El Madrid acudió a San Mamés con el mayor de los respetos porque era su última presencia en el histórico recinto. Hizo bien Mourinho en presentar un equipo sin concesiones porque el Athletic iba a presentar batalla. Pese a los esfuerzos bilbaínos, Cristiano, que mantuvo larga pelea con Ramalho y finalmente le ganó en un salto, marcó el segundo tanto y decidió. Ramalho estuvo más pendiente del contrario que del balón, actitud bastante general en los defensores actuales. El Real Madrid tuvo más enemigo que el Barça y ganó ampliamente.