Iñaki Zaragüeta
El PSOE, cercado
El presidente de Andalucía, el socialista José Antonio Griñán, tiene motivos para estar preocupado. Y con él, el PSOE, y su líder, Rubalcaba. Las afirmaciones del ex interventor general de la Junta de que le avisó, siendo consejero, con reiteración de las irregularidades de los ERE frauduentos confirman las sospechas de conocer el desmán administrativo.
Si el que no dice la verdad se hace cómplice de la mentira, el que permite el delito se confunde con el delincuente. La evasión de Griñán a las reiteradas advertencias añade gravedad. El presunto silencio presidencial supone connivencia con la trama. Esa pasividad, por su cargo, puede ser más vergonzosa que la actuación de los malhechores. Con una debía ser suficiente para detener a esos mafiosos, 15 hacen injustificable cualquier excusa.
Lo que les faltaba al PSOE, a Rubalcaba y a Griñán, la materialización de las suposiciones contra este último y la amenaza hacia la financiación ilegal del PSOE, pulverizan cualquier expectativa para estas siglas. Se trata del mayor escándalo de la democracia en la utilización del dinero público. Por comparar con el otro «affaire» de moda, el «caso Bárcenas», el de los ERE afecta al mal uso de hasta 1.500 millones de euros del erario, según acusa el PP, mientras que en el del ex tesorero se habla de hasta 60 millones de enriquecimiento personal que podrían provenir de dinero privado.
Resulta casi enternecedor escuchar la posibilidad de una moción de censura por parte de Rubalcaba, cuando la Constitución la prevé activa, con la presentación de un candidato alternativo. Con tan pesadas losas ¿se atrevería a presentar la suya o buscará otra?. Como sugerencia, Pablo Alborán llena las plazas de España. Así es la vida.
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