El sextete

De la flor de la canela, que derramaba lisura, a la de Zidane, que en tres partidos ha perdido esos aromas de mixtura que evocaban el trigesimocuarto título liguero sin bajarse del autobús. Tras un sesudo análisis de los partidos de la Supercopa contra el Barcelona, sumido éste además en la depresión pos Neymar, los ultramadridistas se atrevían a firmar el sextete, con una temporada de antelación, y los meros degustadores de fútbol presagiábamos magníficas venturas para ese equipo bendecido por una plantilla fenomenal. No se adivinaban rivales a la altura del Madrid... Hasta que el fútbol, la más hermosa y bella de las ciencias inexactas, intervino en la gestión de la pelota, de los goles, de los postes, de los ánimos y de los resultados.

No es extraño que un equipo que tira a portería tres o cuatro veces por partido no le haga un gol ni al arcoíris. Sí lo es que después de 67 disparos sólo tres hayan encontrado alojamiento en la red. En el glorioso, histórico y nunca bien ponderado Mundial de Suráfrica, en el primer partido España chutó 23 veces contra la meta de Benaglio y perdió 1-0.

Un trimestre después del histórico doblete, de ganar con brillantez Liga y Champions, se empieza a abjurar del héroe y se cuestiona cada una de sus decisiones. Las rotaciones que hace poco eran agua bendita ahora son un desastre y los cambios geniales, absurdos. Zidane no es infalible, yerra, pero de ahí a cuestionar cada decisión y cada planteamiento... ¿La madre del cordero? Tres dianas en 67 tiros.

P. D. A Joan Manuel Serrat, precisamente a Serrat, le llaman fascista por decir que «el referéndum no es transparente», que «no puede representar a nadie», que no votará. ¡Ignorantes fachas de segunda mano! Yo voto Serrat.