Primarias en el PSOE
El Trío de la Benzina
De pena. Ni «Tres Tenores» como titulaban algunos la víspera, ni leches: el Trío de la Benzina.
Susana Díaz y Patxi López se hicieron guiños. No hay que descartar, por tanto, que hagan frente común contra Pedro Sánchez el próximo domingo, pero este lunes, en la misma sala donde se vivió el cainita Comité Federal de octubre, parapetados en unos atriles que parecían burladeros taurinos, ninguno aportó nada relevante.
Susana fue fiel a si misma, Patxi también e incluso lo fue Pedro, lo que claramente le perjudica, porque reforzó la impresión de que no es fiable, cambia de criterio como de camisa y todavía no se ha enterado de que Rajoy vive en La Moncloa porque él condujo al PSOE de desastre electoral en desastre, hasta dejarlo en 85 escaños y con los de Podemos encaramados a su chepa.
En honor o detrimento de Sánchez, como confirma su última actuación, sólo se puede decir que ha perfeccionado las dos peores herencias de Zapatero: el vicio de mirar al adversario como enemigo y el relativismo en el uso del lenguaje.
Llevaban días los candidatos hablando de un debate de «guante blanco» y quizá por eso Susana no se atrevió a recordar al «compañero» Pedro ese detalle, pero no habría estado de más que alguno hubiera puesto sobre la mesa que el PSOE se abstuvo en la investidura de Rajoy, porque no le quedaba otra. Que si llegan a ir a terceras elecciones, a estas alturas andarían como sus homónimos franceses: buscando las llaves para cerrar el chiringuito. Me hizo gracia el tono y alguna frase, sobre todo esa de «no mientas, cariño» que se escuchaba de fondo y que musitaba Susana cuando Pedro le afeaba la «abstención» y tiraba torticeramente de hemeroteca. Contenida, porque parecía al punto de explotar, la presidenta andaluza soltó varias andanadas de cuidado, siempre con el objetivo de erosionar la imagen del madrileño: «Tú problema no soy yo, tu problema eres tú. La gente que ha trabajado contigo no se fía de ti. Deberías hacértelo ver, Pedro». Y después, para rematar, la afirmación de que cuando sea secretaria general, si el PSOE no remonta electoralmente con ella, se irá «sin hacer ruido». A López, que ha pasado la campaña arrinconado, le ha servido el debate para sacar un poco la cabeza, hacerse el imprescindible y subir el precio de sus votos. Todo se decidirá por un puñado de papeletas, y gane quien gane este 21 de mayo, vista la pulsión suicida que anida en el PSOE, ninguno será bueno.
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