Julián Cabrera
Escenarios para un lunes
Ni se le ocurra abandonar la butaca de la fila 7 salvo para reponer el cuenco de las palomitas. Ahora es cuando empieza lo bueno. Se acabó aquello de un partido ganador de las elecciones generales al que, a falta de una docena de escaños para llegar a la mayoría absoluta, le bastaba un acuerdo con minorías nacionalistas o regionalistas –acuerdo que se solía solventar «tirando de cartera»–; ese escenario queda para la historia.
La pírrica victoria del Partido Popular ayer domingo deja abierto más de uno y de dos escenarios a la hora de conformar una alternativa estable de poder y una vez certificado tal como se veía venir el duro golpe al bipartidismo. El mapa político y el consiguiente dibujo parlamentario ya no son sólo cosa de dos. En este «día después» la resaca electoral impedirá una visión clara de lo que a partir de los próximos días será un inmisericorde juego de pactos, sobre todo porque lo ocurrido ayer abre alternativas tal vez inquietantes. De entrada y por mucho que la tensión de la campaña haya desaparecido, descartemos el gran acuerdo a la alemana entre populares y socialistas. La política española aún no está madura para un acuerdo de ese calado, que sería toda una garantía para afrontar desafíos como el del independentismo catalán al Estado.
El «sudoku» añade otras alternativas más probables. La del acuerdo entre Partido Popular y Ciudadanos se presenta tan factible como añorada por quienes claman por una etapa de estabilidad institucional, pero los números no acaban de salir debido al desinfle de Ciudadanos en la recta final de campaña.
Las preguntas a propósito de este posible escenario son varias. De entrada –y dando por sentado que el candidato a seguir en la presidencia del gobierno sería innegociable– si es factible en una negociación PP-Ciudadanos y alguno más un pacto de gobierno, si puede ser suficiente un acuerdo de legislatura o si bastaría con un apoyo a la investidura de la formación más votada para dejarla gobernar en solitario negociando acuerdos puntuales. Complicado por no decir poco viable o imposible. El escenario de un acuerdo bilateral entre socialistas y Ciudadanos ya quedó «kaput», carece de una presentable suma matemática, pero el acuerdo a la portuguesa, sumando el cuatripartito, PSOE-Podemos, IU y ERC, pacto de todas las izquierdas y muy conocido en nuestra España territorial, sí asoma de forma clara y precisa, aunque Susana Díaz tendrá mucho que decir. Ahora suma enteros el mantra de un panorama con el PP arrinconado en la derecha, con el espacio de centro liberal tomado por Ciudadanos y la izquierda repartida entre socialistas y Podemos. Desde hoy lunes se juega el auténtico partido y éste debe ser –ya sí es momento de demostrarlo– el de cuajar un gobierno estable y un panorama institucional creíble... Y a todo esto el rey habrá de vivir su difícil «primera vez» a la hora de encargar una formación de gobierno nada menos que en un contexto en el que suenan los cantos de repetición de elecciones.
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