José María Marco

¿Excepción andaluza?

Los resultados de las elecciones andaluzas han provocado la reaparición de una teoría según la cual los electores andaluces son algo así como un grupo cautivo, enredado en una corrupción general, afectos por interés e incluso por incuria e ignorancia a algo parecido a un régimen. (Y el régimen, en España, siempre es una palabra peyorativa, que implica un tercio –más o menos– de dejación ciudadana, otro de manipulación y otro de... franquismo). Las cosas son menos dramáticas y más aburridas. En todas las democracias, incluidas las más consolidadas, existen circunscripciones que se decantan por una opción política y lo hacen sistemáticamente... Una amiga me recuerda que en EEUU, Oregón tiene un gobernador republicano desde 1987 y Dakota del Sur otro demócrata desde 1979. Desde que fue fundado este último estado, de los 32 gobernadores que ha tenido, sólo siete han sido republicanos. Tampoco los cambios en la dirigencia aseguran la ansiada «regeneración». Poca gente se atrevería a decir que la corrupción en Nueva York o en Chicago ha desaparecido, y tampoco es raro que los electores respalden a políticos descaradamente corruptos. La práctica del «pork» (tocino), créditos finalistas federales para proyectos estatales, sigue siendo común, a pesar de haber disminuido, y hay quien la echa de menos porque facilita los acuerdos entre partidos en una Norteamérica cada vez más estúpidamente ideologizada. Por si fuera poco, los grandes partidos se reparten el electorado por el expeditivo método de diseñar las circunscripciones. Volviendo a Andalucía, será mejor evitar los diagnósticos metafísicos acerca del «carácter» o el «régimen» andaluz. En vez de eso, conviene pensar con frialdad qué es lo que el PSOE ofrece a los andaluces que otros no les dan (seguridad, probablemente) y por qué un partido de apariencia tan centrada y urbanita como Ciudadanos se nutre de votos que antes habrían ido al PP, justamente cuando éste más presume de centrismo, modernidad e incluso de postureo fashionista.