Cine

César Vidal

Género negro

La Razón
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Desde hace años, el cine español ha dejado mucho que desear. Acepto todos los matices necesarios, pero los temas han resultado manidos; los guiones, faltos de imaginación; y las interpretaciones, no pocas veces penosas. Sobre tan indigestos guisos, además ha caído la salsa repugnante de lo políticamente correcto, cuando no de lo sectariamente adoctrinador. Al final, para ver buen cine español, estaba obligado a repasar películas antiguas o excepcionales. Viviendo desde hace años en el extranjero, con las cintas me ha pasado como con la política: no me gustan lo más mínimo, pero las sigo por la querencia hacia la tierra natal. Sin embargo, en los últimos tiempos, he descubierto con sorpresa, primero, y con esperanza después, que se han rodado varias películas de lo que, convencionalmente, se denomina género negro, que aguantan más que honrosamente la comparación con lo mejor de la cinematografía mundial. No se trata sólo de actores o técnicos más que notables sino, sobre todo, de que los guiones resultan sensacionales. Quizá la razón para esa mutación sobresaliente se halle en que, por primera vez en mucho tiempo, el cine español se está ocupando de contar la realidad y lo está haciendo a través de una de las formas de narración más adecuadas para ello. Si Dash Hammet pudo describir como pocos la Gran Depresión valiéndose de historias de detectives, lo mismo sucede con estos largometrajes. Los efectos pavorosos de la falta de honradez de bancos y cajas; la acción brutalmente delictiva de mafias de inmigrantes; el impacto devastador de la crisis en las clases medias ayer casi prósperas y hoy miserables aparecen en estas películas expresadas de una manera que no por ficticia se corresponde menos con la realidad. Porque, en realidad, al ciudadano de a pie le traen sin cuidado muchas de las cuestiones políticas que se le ofrecen a diario, pero sí sabe lo que significó en su vida la compra de preferentes confiando en el banco de toda la vida, o lo que implicó que su casa la asaltara una banda de delincuentes dotados no pocas veces de entrenamiento militar o qué consecuencias ha tenido sobre la adquisición de vivienda el que uno de los miembros de la pareja haya perdido el empleo. El que el cine vuelva a relatar la realidad y sepa valerse para ese cometido de la sobrecogedora experiencia cotidiana quizá sea una señal de que hay algo que sigue vivo en el mundo de la creación... a pesar del IVA del 21 por ciento.