Alfonso Ussía

Gran apoyo

La Razón
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Puedo asegurar y aseguro –el asunto carece de la importancia que demanda un juramento–, que al leerlo por primera vez tuve la sensación de que estaba leyendo «La Codorniz». Pero no. Es noticia que responde a la realidad. Pedro Sánchez ha interrumpido su vuelta a España en coche en pos de la militancia para volar a Washington en apoyo a Hillary Clinton. Es decir, que el hombre con menos apoyos en España se marcha a apoyar a la candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos.

Une su esfuerzo al de Iceta, el gordito nacionalista del PSC, que concluyó su brillante intervención en el guateque que organizó su partido el pasado fin de semana con un vibrante mensaje a Hillary Clinton proclamado en su perfecto inglés de Oxbridge. Un inglés mejor aún que el de Garci el grande agradeciendo la concesión de su «Oscar», y que el francés del no menos grande Federico Martín Bahamontes dedicando su triunfo en el «Tour» de Francia a su esposa Fermina: «Je le dedique la victoire a Fermine, la madame de moi».

El problema de los que apoyan es que ignoran cómo van a reaccionar los apoyados. Si Hillary Clinton está bien informada, es muy probable que la apoyada renuncie a recibir al apoyador que le llega desde Madrid. Es gafe. Por otra parte, Hillary Clinton no conoce personalmente a Pedro Sánchez, al que por lógica, considerará tan innecesario como irrelevante. Si lo recibe, gana Trump, como bien le habrá informado el señor embajador de los Estados Unidos en España. «Señora Clinton, si un tal Sánchez le pide audiencia para mostrale su apoyo, no se le ocurra recibirlo. De hacerlo, la victoria de Trump está asegurada».

El ánsar, el ganso común salvaje, cuando los fríos del norte de Europa se hacen insoportables, vuela hacia el sur de España para pasar unas largas y tibias vacaciones. Muchos de ellos aquí restan para siempre. Son gansos necesitados de sol y temperaturas cálidas. Y viajeros. De una tacada vuelan desde los lagos de Podvorie, junto a San Petersburgo, a las dunas del Coto de Doñana, o a la albufera de Valencia, o a las Tablas de Daimiel. Son los ánsares más aficionados a volar en pos del calor, exceptuando a Pedro Sánchez, que es el ganso por definición. Vuela a Almería, vuela a Málaga, vuela a Los Ángeles, y cuando todos creíamos que estaba ahíto de nubes y hambriento de kilómetros por carretera para visitar a sus militantes, deja el coche en el garaje, y vuela hacia Washington en apoyo a Hillary Clinton. Un ganso indesmayable.

Haría bien en plegar sus alas, olvidarse de apoyar a la Clinton, y ofrecer su apoyo a Margarita Robles y Zaida Cantera, a las que ha dejado con el pompilaje al aire. Su ministra de Justicia y su ministra de Defensa se mantienen en sus escaños, pero desde que Sánchez fue pateado por sus compañeros de partido, no reciben el calor y el cariño de antaño. Para apoyar a alguien se necesita la aprobación del sujeto apoyado. No se puede apoyar unilateralmente. Es una falta de educación. Si el que esto escribe decide apoyar a Ramón Espinar, es indispensable un permiso previo por parte del necesitado del apoyo. Recuerda un poco al Consejo Nacional del anterior régimen, un organismo que no servía para nada y cuyo único objeto, según Pemán, era el de reunirse una vez cada año para oir el discurso del aconsejado.

Las elecciones americanas van a salir mal, las gane quien las gane. Parece mentira que en los Estados Unidos sucedan estas cosas. Las dos opciones están empatadas. Si Sánchez apoya a Clinton, Trump será el próximo presidente. Si Clinton se niega a ser apoyada por Sánchez, todavía puede cambiar su tendencia a la baja y recuperar su esperanza. Sánchez apoya a Clinton y Trump apoya el apoyo. Un lío. Y todo por su afán de viajar y hacerse el interesante. Pobre.