Educación
Habemus rectorem
Ya hemos votado en la Universidad Rey Juan Carlos y, por una sensible diferencia de votos, Javier Ramos es, por fin, y tras jornadas en las que nuestra universidad ha estado maltratada por propios y extraños, rector electo. A pesar de que algún medio de comunicación ha tratado de menoscabar con vituperios inmerecidos la figura de este joven catedrático, la comunidad universitaria, quienes de verdad conocemos lo que se cuece en ella, ha visto, oído, escuchado las propuestas de los dos contendientes y se ha decantado –nos hemos decantado– por alguien cuya presencia en la universidad es diaria, cuya docencia es completa, cuya investigación es excelente y, permítanme ahora mi opinión personal, porque lo dicho hasta ahora es objetivo, palpable y demostrable, es un excelente compañero y mejor persona.
Dicho lo cual, acabamos de elegir al rector de todos (todos, sin excepción; los que no saben español dirían todos y todas) los que formamos la comunidad universitaria de la Juanca. Por ello, lo que toca ahora es ponerse a trabajar cada uno en el sitio que le corresponde, y toca también ayudar al nuevo rector a que cumpla su difícil misión de la mejor manera. Estamos en el mismo barco y lo normal es remar en la misma dirección para que éste navegue de forma excelente y superando las dificultades que el día a día ya nos va a poner en la singladura. Toca dejar de mirarse al ombligo, dejar de acudir a los tribunales para dirimir diferencias de criterio, dejar de echar lodo a nuestro bagaje porque la URJC es una universidad excelente que propone a sus alumnos la mejor oferta que se puede hoy propiciar en un sinfín de especialidades atendidas por profesores vocacionales en su mayoría y muy competentes, y sustentada en un Personal de Administración y Servicios cualificadísimo. Toca, pues, arrimar el hombro. Felicidades al rector y a toda la URJC.
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