Marta Robles
La estela de los asteroides
Vivimos en nuestro mundo, tan encerrados en los problemas del día a día, que ni siquiera nos preocupamos de mirar al cielo y pensar, si de ese universo infinito y desconocido, algún día nos llegará un regalo o un problema.
Por fortuna, otros lo hacen por nosotros. De hecho, la noche del 22 de febrero del año pasado, en el Observatorio Astronómico de Mallorca, se descubrió que, previsiblemente, un asteroide cruzaría la órbita de la Tierra el próximo 15 de febrero de 2013 y que pasaría a tan sólo 30.000 kilómetros.
Será la mayor aproximación a nuestro planeta de un objeto de tamaño considerable, previamente detectado y, por suerte, podremos observarlo, por así decirlo, «muy de cerca». Los científicos están entusiasmados con esta oportunidad, pero servidora, que además ha tenido la oportunidad de charlar sobre el asunto de los asteroides con Pedro Duque, siente la inquietud de pensar que, igual que éste se va a acercar a 30.000 kilómetros de la Tierra, algún otro, en un tiempo quizá no muy lejano, podría, incluso golpearla.
¿Qué sucedería si tal cosa llegara a suceder? Pues según el astronauta patrio, toda suerte de males imaginables como, por ejemplo, tsunamis, erupciones de volcanes, terremotos, etc.
Por eso es imprescindible observar detenidamente el espacio (por más que requiera una inversión económica potente) y estar pendiente de cuanto sucede en él. Sobre todo porque si no lo hacemos, la trayectoria de uno de esos asteroides podría conducirlo directo hacia la Tierra y acabaría definitivamente con nosotros, al igual que hubo uno que, según manejan algunas teorías, acabó en su día con todos los dinosaurios del planeta.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿Estaríamos preparados para desviar la ruta de uno de estos caprichos espaciales? Mejor creer como algunos expertos –que no todos– que sí, porque de lo contrario...
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