Arquitectura

La manzana de la discordia

La Razón
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De una ciudad con turismo a una ciudad turística fue el cambio que se produjo en la Barcelona post-olímpica, superando los 75 millones de visitas el pasado año. Sin embargo, el ayuntamiento de izquierdas incrementa las medidas contra el turista, se congelan las licencias para hoteles, se multa a las empresas de alquiler a corto plazo y se legislan nuevos impuestos para limitar el número de visitantes. Es lo que se llama «turismofobia», el odio a la masificación turística de la ciudad condal.

En el Paseo de Gracia de Barcelona, entre las calles Aragó y Consell de Cent, se halla el famoso conjunto de edificios modernistas, conocidos como la «Manzana de la Discordia», que debe su nombre a los contrastes existentes entre las distintas tendencias arquitectónicas del momento y las disputas surgidas en torno a la belleza de los edificios que se hallan en la manzana barcelonesa. En este espacio se encuentran la casa Lleó Morera, obra de Domènech i Montaner, distante unos metros la Casa Amatller, diseñada por Puig i Cadafalch, y a su lado la Casa Batlló, obra de Gaudí. La «manzana de la discordia» es un eufemismo relativo a un asunto menor que suele terminar en una gran disputa. Según la mitología griega rememora lo acaecido en la boda de Peleo y Tetis, los padres de Aquiles, acontecimiento al que no fue invitada la diosa Eris, conocida como «la discordia», que furiosa por la afrenta se dirigió a la mesa donde se encontraban las diosas más hermosas entregando la manzana dorada a «la más bella» de las candidatas al amor de Paris, disputándose tal honor entre Hera, Atenea y Afrodita, lo que terminaría llevando a la Guerra de Troya. Josep Batlló encargó a Gaudí la construcción de la casa familiar en el paseo de Gracia, que sería conocida como «Casa Batlló», su hijo y heredero fue Felipe Batlló Godó, nieto del fundador de «La Vanguardia», industrial, ingeniero textil y político, secretario provincial de FET y de las JONS de Barcelona desde 1939 y vicepresidente de la Diputación de Barcelona, medalla del Yugo y las Flechas, fundador de la «Fábrica nacional de Automóviles» que en 1922 lanzó la marca «Ricart España». En posesión de la Gran Cruz de la Orden Imperial del Yugo y las Flechas como colofón a su carrera dentro de la Vieja Guardia del régimen franquista. La casa «Amatller», la fundó Antonio Amatller, un reputado chocolatero y fotógrafo, cuya hija, María Teresa, fundó el «Instituto Amatller de Arte Hispánico» y que en 1936 huyendo de la Catalunya de Companys se refugió en Génova, desde donde hizo importantes donativos a la causa de los franquistas (el 17 de octubre de 1936 dio 500.000 pesetas de la época). La Casa Lleó Morera fue un proyecto encargado por Francesca Morera en 1902 al arquitecto Lluís Domènech i Montaner, su familia descendía de unos ricos comerciantes instalados en Puerto Rico, millonarios gracias a sus negocios con la metrópoli y fueron unos destacados españolistas. Como se entere el alcalde provisional de Barcelona, el señor Pisarello, que las casas de la «manzana de la discordia» la hicieron una banda de fascistas es probable que las derribe, así podría evitar masificaciones turísticas y aplicaría la memoria histórica de la revancha. La discordia y el odio que genera la manzana podrida de la izquierda podemita.